sábado, 1 de noviembre de 2008

Aunque el APRA se vista de Simon, rata se queda

Como sabemos todos los peruanos, un escándalo de corrupción en los más altos niveles del gobierno, provocó el cambio del gabinete. El pueblo esperaba un cambio que reoriente sus políticas económicas, pero todo fue una burla. Cambiaron al Premier, la cabeza; pusieron un político de origen izquierdista, para desconcertarnos.

El presidente regional de Lambayeque Yehude Simon, que de izquierdista sólo le queda el recuerdo, convertido en buen administrador regional del neoliberalismo y ahora, Premier temporal de un régimen ilegítimo; exigió una tregua de dos meses a las organizaciones sociales y ratificó a la mayoría del gabinete anterior. Es más, entre los nuevos ministros hay más neoliberales y hasta un fujimorista.

¿Qué pretendían con la tregua?, ¿limpiar el rostro del país mientras se desarrolle la reunión de la APEC?, quizás aletargar las demandas, para reorientar su estrategia. Esperaban que las ambiciones políticas de los dirigentes los hiciera aceptar la tregua. Pero las organizaciones sociales no les dieron gusto, no cayeron en la trampa.

¿Cómo darle tregua de dos meses al hambre, al abuso, al atropello? Los conflictos sociales estallaron por todos lados. Para ocultar todo esto, los medios de comunicación se ocuparon de la detención de la seudoperiodista chicha Magali Medina, un claro espectáculo para distraer la opinión pública, una “cortina de humo” le llaman. Silenciando las protestas, que indignadas por esa marginación, se desbordaron.

El escándalo de la corrupción está creciendo, altos dirigentes apristas se ven involucrados y diversos funcionarios y autoridades del país resultan cómplices. El régimen se pudre. Mientras tanto, los pueblos ya se cansaron de autoridades corruptas y mentirosas, ahora exigen el respeto a sus derechos con sus propias manos y sus propias voces. Como están las cosas, el gobierno ha perdido toda legitimidad, el Perú entero debe desconocerlo.

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