sábado, 26 de marzo de 2016

La noche de Santiago y los nuevos días del Perú



“El rumor de un pueblo que despierta, ¡es más bello que el rocío!”
Manuel Scorza

El 10 de marzo de 2016 se inició una ola que viene a cambiar el panorama político peruano. Se inició en la plaza de Santiago en Cusco, pero pudo ser en cualquier otro lugar del país. Fue una protesta multitudinaria, nadie la organizó, nadie la dirigió, la gente se autoconvocó, se pasó la voz por redes sociales y se sumó allí, en la calle, poco a poco, hasta terminar siendo el triple de los simpatizantes del mitin fujimorista que se desarrollaba en el lugar. La ex primera dama de la dictadura tuvo que reducir su mitin y marcharse, los días siguientes la misma figura se repitió en distintas ciudades por todo el país.
El proceso electoral que había estado monótono y bastante vulgar, se vio sorprendido por el ingreso de un nuevo actor: la movilización social. Gente sin banderas pero con reclamos bien claros, armados de memoria y dignidad, prefirieron lanzarle huevos en vez de golpes y recordar sus crímenes en vez de discutir sus supuestas propuestas. La prensa neoliberal los acusó de violentistas, tratando de negar la verdad y asustar al país. Buscaron relacionarlos con algún partido, con algún grupo, buscando hallar a los dirigentes de un movimiento sin dirigentes.
Ahora que se consolida el fraude a favor de la representante de la última dictadura del siglo XX, que a la vez fue el gobierno más corrupto del Perú; esa multitud sin jefes ni caudillos vuelve a movilizarse. EL JNE excluyó del proceso a un candidato por un hecho menor que el de la candidata Keiko, bastante documentado por la prensa, pero la candidata no es excluida. Queda claro un favoritismo y una manipulación de las entidades electorales.
Y esa voz múltiple, mayormente juvenil y autónoma, denuncia el fraude y propone que no se realice este proceso, por lo menos hasta que el JNE sea cambiado, y se convoque a nuevas elecciones. Aseguran que continuarán movilizándose por todo el país para evitar que se consolide una elección a todas luces ilegítima. Entre el 5 y el 10 de abril se medirán las fuerzas de esta nueva oleada de dignidad, frente a las más cavernarias fuerzas del neoliberalismo. La vieja izquierda electoral podría hacerle el juego al fraude, por lograr las curules que ya tienen casi seguras. Esperemos que la izquierda escuche la voz de los indignados y aprenda de ellos.
En las calles, un sector de peruanos estamos descubriendo nuestra fuerza. Aprendemos en la práctica que no necesitamos jefes ni caudillos, ni grandes organizaciones; que con niveles de organización horizontal y en redes, en menos tiempo estamos logrando más de lo obtenido con organizaciones verticales y centralizadas. Todo esto es continuación de lo que fue el “pulpinazo” un año atrás, y podría ser la antesala de una nueva forma de hacer política más adelante.

Así consoliden su fraude, así elijan a otro neoliberal, así nos calumnien e insulten; ya aprendimos que la fuerza está en la acción, que sólo nuestras acciones hacen que nos tomen en cuenta, que no importa lo que hagan allá arriba mientras fortalezcamos nuestras opciones abajo, que sus insultos pueden ser respondidos con nuestras verdades. El reto es enorme y no tenemos seguridad de vencer, pero ya no nos quedaremos esperando que alguien nos salve, ni caudillos, dirigentes o maestros, ni grandes organizaciones o partidos; estamos comenzando a tomar en nuestras manos los hilos de nuestros destinos, y nos queda la tarea de enseñarlo a todos nuestros pueblos y organizaciones, así, de manera horizontal y en la práctica. 

Roberto Ojeda