Por: Emperatriz Escalante Gutiérrez
Señores participantes aquí
nos encontramos, en una primera reunión de este círculo de estudio que hemos formado
con el fin de realizar diferentes conversaciones sobre temas de actualidad, en
la vida diaria de este nuestro bello país de las “maravillas”. El tema con el
que comenzaremos es acerca de la “Discriminación”. Como moderadora de hoy y antes de declarar abierto el debate
voy a plantear a modo de motivación o más bien lanzar las siguientes frases:
1.- “Estás Quispe o estás Huamán”, la que
aún se escucha aunque parezca ya
desaparecida.
2.- “Ciudadanos de tercera”,
expresada por un expresidente corrupto, ladrón, sinvergüenza y enfermo mental.
3.- “No se puede discutir o
tomar la opinión de llamas o alpacas”, expresada por un politiquero alienado,
retrograda, con una mentalidad de basurero perteneciente a una derecha bruta y
achorada.
Quiero invitar ahora a que
tomen la palabra de acuerdo a las inscripciones ya realizadas. Primera
participante.
- Compañeros(as)
antes de intervenir voy a presentarme, soy Nina Mar Quispe Q. soy abogada.
Comenzaré mi exposición relatando mi propia experiencia.
Mi
madre, niña aun, fue entregada por sus padres a una familia de comerciantes que
la trataban como a una esclava, le encargaban todas las tareas del hogar desde
que amanecía hasta altas horas de la noche, mal alimentada, mal vestida,
durmiendo en un viejo colchón en la cocina casi sin frazadas, no le daban
sueldo, sin días domingos, ni vacaciones, ni mucho menos educación. Cuando
estaba por cumplir los 15 años, fue abusada sexualmente por el hijo mayor de
sus patrones y es así, como yo vine al mundo; cuando yo era todavía una niña de
unos 10 años, mi madre enfermó gravemente, los señores, no se preocuparon por
hacerla curar y así ella falleció.
Al morir mi madre, ellos echaron toda la
carga doméstica sobre mis débiles hombros de niña, pero eso fue, felizmente,
por poco tiempo, ya que apareció en mi vida, como una luz, mi madrina, yo no la
conocía, alguna vez mi mamita me había hablado de ella y me dijo también que
cuando la necesitase mucho ella vendría a mí. Mi madrina se enfrentó a mis
patrones que a la vez eran mis abuelos pero que nunca me trataron como a nieta
sino como a sirvienta. Mi madrina no les
pidió nada, solo les exigió que me entregaran a ella para que se hiciera cargo
de mí y que si no lo hacían les denunciaría y que les iría muy mal, entonces
logró conseguirlo.
Me llevó a su modesta casa,
me puso ropa nueva, me alimentó y sobre todo me educó, me puso en la escuela y
así fue que pude llegar a la “U”. Ella era una luchadora social, era una mujer
fuerte, decidida y organizaba a las trabajadoras del hogar, luchaba junto con
ellas para exigir sus derechos y es con ella que aprendí a defenderme y a
luchar junto con las servidoras del hogar, de las obreras, de las campesinas,
de las sub-empleadas. Estudié derecho y
me gradué, pero no con el afán de ganar mucho dinero poniéndome al servicio de
los poderosos o del Estado, sino, para ser servidora de los marginales, de los
ofendidos y humillados, además en la biblioteca de mi madrina me encontré por
primera vez con los grandes escritores comprometidos con la lucha y la defensa
de los pobres como el Amauta Mariátegui, los grandes indigenistas de la patria,
novelistas como la gigantesca Clorinda Matto, Alegría, Scorza, el poderoso
maestro Arguedas, y muchos otros más del país, de América y del mundo. Hasta
aquí mi primera intervención, ya después daré mi opinión sobre el tema a
tratarse hoy.
Segunda intervención:
Compañeros,
me llamo Qori Alba Huamán, yo estudié y me gradué como doctora en pediatría.
Realicé mis estudios en nuestro país, pero pude salir becada hacia otros países
para cursar mi post-grado y maestría. No tengo consultorio particular, trabajo
en un hospital del Estado, en mis horas y días libres atiendo en un local
comunal donde hemos establecido una posta médica gratuita, con mi esposo que también es médico, y unas
enfermeras, entre ellas está mi hermana, las que son voluntarias. Porque cuando
elegí la carrera de medicina no lo hice con el afán de ganar mucho dinero, sino
con el deseo de servir a los demás seres humanos sobre todo a los más pobres y a los niños. Mi familia es
campesina, mis padres aún viven allá en nuestro pueblo sembrando en sus chacras
y criando a sus animalitos. Yo salí hacia la ciudad para estudiar, recibí el
apoyo de mi tía que tenía un puesto de ventas de productos en un mercado de la
ciudad, llegué a su casa, luego me dediqué a ayudarla, pero también pude
ingresar a la U y estudiar. Tengo varios hermanos, unos siguen en el pueblo,
una de mis hermanas también se vino a la urbe y estudió enfermería, ella
siempre está conmigo, me apoya en los servicios de salud que damos en un pueblo
joven. En el colegio nacional en el que estudié sí la mitad de estudiantes
teníamos apellidos quechuas y nunca sentí que nos discriminaran por eso, tanto
apellidos quechuas como castellanos se entremezclaban en forma normal. Lo mismo
pasaba en la U nacional en la que continúe mis estudios. Solamente, recuerdo,
que en una ocasión, escuché a un profesor, médico él, que en una conversación
informal entre docentes, dijo en forma muy enfática, lo siguiente:
-“Ahora la U y la facultad de medicina están
plagadas de Quispes y Huamanes”
Como
yo estaba cerca escuché ese cometario y quedé muy indignada ante tal expresión
tan racista, yo admiraba a ese docente por sus amplios conocimientos
científicos, además nunca creí que a pesar de que tal docente no era muy blanco
que se diga, sino más bien mestizo de piel trigueña, sin embargo y se apreciaba
que tenía sentimientos discriminatorios. En esa ocasión otro docente le
contestó, muy extrañado:
-Me sorprende Ud. Doctor, hoy que vivimos
tiempos muy modernos, más bien estamos ya en plena era cibernética, y creo
firmemente que discriminar a las personas de apellido quechua es algo tan
anacrónico, tan retrógrado, tan pasadista, y pienso más bien que a cada
estudiante o a cada profesional no se le valora por sus apellidos o por sus
aspectos físicos, sino por su capacidad y talento que demuestren y punto.
Yo
estoy segura de que la discriminación racial en nuestro medio, en esta nuestra
ciudad sagrada, se viene arrastrando desde hace muchos años y que aun existe
hasta hoy. Así sucede pues a pesar de que muchos que son mestizos o criollos más cobrizos que blancos, se
alucinan ser blancos y discriminan a los apellidos quechuas, creo que en sus
mentes hay tal confusión que no pueden ubicarse en el lugar que les corresponde
y se hunden en un charco de sentimientos entre retrogradas pasadistas,
colonialistas mentales, realmente absurdos, por eso creo yo que esto durará aun
por bastante tiempo para que las ideas discriminatorias desaparezcan
totalmente.
-Voy a dar uso de la palabra a la siguiente
participante.
-Compañeros casi todos ustedes ya me conocen,
soy la tía Sabina Qolqe, la tía terca, que siempre estoy metida en toda
protesta, marcha, vigilia, etc, etc. En esta ocasión quiero hablar, primero
relatando algo que me sucedió en el centro de trabajo en el que estuve por un
buen tiempo y quizá sirva para ilustrar mejor el tema que tratamos ahora sobre
la discriminación. En el centro educativo al que hago referencia, habían varios
profesores, casi la mitad de ellos tenían apellidos quechuas.
Esta anécdota que voy a
contarles sucedió hace tantos años sin embargo aún me causa tanta indignación,
en aquel centro educativo en el que yo trabajaba, había una docente tan
especial, tan absurda en sus “ideas” pasadistas y retrógradas, que maltrataba
siempre a los demás, sobre todo a los colegas que tenían apellido quechua, un
día en una reunión le hizo callar a otra profesora la que se puso a
contradecirle en una decisión que se refería a participar o no en una marcha de
protesta, y ella se atrevió a decirle:
-“cállate oye Aucca, que te crees tú, aquí no
estás en tu comunidad” – la profesora aludida se quedó paralizada, no dijo
nada, pero yo sí hable; y dije:
-¡Qué!, acaso te das cuenta de lo que dices,
quien eres más bien tú, para referirte así a nuestra colega. Nosotras las que
tenemos apellidos quechuas nos sentimos muy orgullosas de ello, nos sentimos
herederas de aquellos nuestros padres y antepasados Incas que lograron una alta
cultura, aquí en esta nuestra ciudad sagrada vivimos aun con todo el furor de
sus queswa runas y queswa warmi, somos así fuertes, valiosos, valientes,
representamos aún muy altos valores de solidaridad, colectivismo. Tú te sientes
orgullosa ¡de qué!, ¿de ser descendiente de un pastor de chanchos y de unos
cuantos analfabetos, delincuentes, aventureros que lo único que buscaban aquí
fue oro y más oro, para salir de su miseria y de su hambruna?, que pena, que
asco, estás enfangada en tus ideas retrógradas, eres una triste colonialista
mental, que pobre espíritu tienes realmente das pena- que la raza de aquellos que vinieron,
trajeran una cultura basada en el egoísmo, la soberbia, el caos moral, etc, que
tienen algunos valores dignos, sí que tiene grandes hombres, sí que también hay
quienes luchan por sus derechos, sí, además que su cultura era muy diferente a
la nuestra. Ella no respondió nada, tampoco dijeron nada los demás.
Daremos paso al siguiente participante: al
ingeniero David Pardo Huillca.
-Señores participantes, yo soy ingeniero y
aunque mi primer apellido es castellano, yo me siento más orgulloso de mi
apellido quechua que significa “sagrado” y que me une con un fuerte lazo
sanguíneo no solo a un glorioso pasado, sino también a una cultura aún vigente
que no ha muerto, no muere, ni morirá nunca, aunque cholo me siento más unido a
una raigambre “india” que me da identidad, que me muestra mis raíces
ancestrales porque sí señores, provenimos de un pasado estupendo, de runas y
warmis que alcanzaron una alta cultura
solidaria, colectivista, comunitario, con una filosofía humana y sabia
basada en el respeto y veneración a la Mamapacha, a la naturaleza, a los
hermanos menores los animalitos. Quiero recordar y recalcar también que
tuvieron como lema el “yachay, munay y llank’ ay (sabiduría, amor y trabajo)”
he vivido muchos años en la gran capital y lo que he captado entre muchas cosas
es que ha habido muchas migraciones de serranos hacia la ciudad, en unos casos
huyendo de la violencia, en otros casos en busca de mejores oportunidades, pero
que con esto han hecho crecer desmedidamente un inmenso cinturón de casuchas míseras
ubicadas sobre todo en los cerros que rodean a la ciudad. Y han llevado a ella
sus costumbres, sus usos, sus fiestas, su música, sus danzas, sus artesanías,
etc, etc, colmando y copando inmensos espacios de la gran urbe, y casi han ido
arrinconando a los auténticos capitalinos, entre blancos (pocos) y más
mestizos, también criollos, los que se han ido atrincherando en ciertos barrios
de la ciudad y es entre ellos, sobre todo entre sus intelectuales, artistas,
políticos, comunicadores, en esos que guardan muy en sus fueros internos gran
resentimiento, desubicación, mucho colonialismo mental, mucha alienación,
aquellos que se creen más españoles que naturales del país, que se apegan más a
todo lo que sea traído de fuera sobre todo de Norte América, por lo tanto dejan
sentir con fuerza la discriminación que sienten por los serranos y selváticos,
por ejemplo en un tal político… dijo en una ocasión con mucho desprecio: que no
se podía dialogar con llamas y alpacas, también un tal presidente entre
desequilibrado sinvergüenza, ladrón, asesino, corrupto, tuvo el desparpajo de
opinar acerca de los habitantes selváticos tratándolos de ciudadanos de tercera
categoría. Cuando yo era muy joven y tenía ideas violentistas, las que ya no
tengo ahora, creía que a las comunidades indígenas debíamos ganarlas hacia la
“civilización” a través de una adecuada “educación”, pero después que conocí al
gran amauta Arguedas, comprendí que debía ser lo contrario, que debíamos
aprender de ellos, que debíamos comprender y conocer mejor la “cultura andina”
tan sabia y que ahora basándose en ella, podríamos más bien salvar en lo
posible a esta tan distorsionada humanidad, también me nutrí mucho con los
trabajos de C. Alegría, de la grandiosa Clorinda Matto, M Scorza, los demás
indigenistas cusqueños y peruanos.
-Compañera coordinadora pido nuevamente el
uso de la palabra.
- Prosiga ud
compañera:
- A todo lo ya expuesto deseo agregar lo
siguiente compañeros; es más bien una reflexión acerca de ciertas publicaciones en las que
se enfatiza abiertamente en lo referente a la defensa de lo “Incaico” y el
despreciar abierto y directo hacia los llamados “indios” incluso utilizando una
frase aberrante: “ Incas si, indios no”, lo que constituye una plena aceptación
y hasta cierto orgullo por lo Incaico y gran desprecio por los indios actuales.
Una tal historiadora (C. Méndez) escribe afirmando que algunos de los
historiadores del siglo XX a los que se suman también muchos peruanos, que se
sienten muy orgullosos del pasado incaico, pero nada que ver con los indios de
hoy. Otros historiadores del siglo XIX, afirman también que “estos indios son
los descendientes degenerados de los incas”, y que como tienen una gran
historia pasada, podrían llegar a ser mejores si los regeneramos y los educamos
y así los indios serían incorporados a la nación, aunque en un lugar secundario, como grupos subalternos,
como a incapacitados sin iguales condiciones que los blancos y mestizos y que
debían ser guiados, asesorados, conducidos, hacia el desarrollo, el progreso, a
través de una política educativa eficaz, etc, etc. Qué tales opiniones absurdas
y retrógradas, porque los pueblos nativos nuestros, queswas, chancas, qollas y
demás, no requieren ser tratados como seres inferiores, como incapaces; porque
más bien ellos son los actuales defensores de la Mamapacha, de la naturaleza,
del agua, de la vida y ofrecen a valiente desafío su sangre y sus vidas mismas,
como fuertes luchadores, hombres y mujeres de arcilla y de piedra, valiosos,
tercos, solidarios, comuneros colectivistas, son ellos, los que hasta hoy
mantienen sus costumbres, su cultura, su sabiduría, su filosofía , es de ellos
de quienes se debe aprender, son los ojos de todo el mundo, es decir de todos
los que quieren aun salvar al planeta tierra, que se dirigen hacia la cultura
ancestral andina para beber en sus fuentes, para aprender y aplicar una vida
distinta que pueda humanizar más al ser humano.
Compañeros es ahora pues que los Quispe,
Huamán, Qori, Sonqo, Willka, etc, etc, no digo retomamos la lucha sino que
sigamos luchando como antes, como siempre, que somos forjadores de patria y de
futuro, estamos ahora en cualquier campo profesional, pero sin olvidar nunca
nuestras raíces, nuestra identidad quechua y andina, que nos sentimos
orgullosos del apellido quechua que llevamos como un estandarte forjado en
piedra, oro y luz, y que caminamos siempre junto a nuestros hermanos
campesinos, labradores, obreros, pobladores, estudiantes y siempre en busca de
la verdad, de la justicia y del amor.
1 comentario:
Excelentes aportes de los participantes de la reunión. La reinvidicacion de nuestra cultura ya ha iniciado pero aún falta que se arraigue en nuestro propio país.
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