Este es un recuento anual sobre lo más destacado de la actividad cultural cusqueña, en tanto originalidad e impacto en la sociedad local, ya sea por aspectos positivos o negativos. Sólo mencionamos las “novedades” que rompieron la rutina, más allá de las actividades tradicionales o ya consolidadas.
El año comenzó con la noticia de la invasión israelí a Palestina, hecho político internacional que motivó acciones de todo tipo en todo el planeta. En Cusco se formó una Coordinadora contra la agresión a los pueblos que realizó hasta dos eventos públicos de carácter artístico, los activistas y artistas cusqueños iniciaron el año mostrando que estaban en capacidad de responder al contexto social.
Enero también vio la Cumbre indígena del sur peruano, preparatoria al encuentro internacional que se dio en Puno el mes de mayo. Aunque los que piensan que cultura sólo es el arte “burgués” (urbano y occidentalizado), recordemos que este evento es importante por la forma en que contribuye y hace visible el debate sobre nuestras identidades. Claro que durante el evento se percibió un afán más electorero que se confirmaría meses después.
En Febrero gozamos de un festival de películas del director Emil Kusturika, organizado en el bar K’allampa. Esta interesante iniciativa prometía constituir un espacio de cine alternativo, pero lamentablemente luego del cierre de ese local y pese a varios intentos semejantes, los cinéfilos se quedaron con los pocos espacios encabezados por cine club Puklla. El K’allampa fue un espacio promotor de conciertos mayormente de rock (punk incluido) que lamentablemente se cortó, dejando a esa movida una vez más sin “casa”.
Marzo trajo la presencia cocalera, un acto público de los campesinos de La Convención que llegaron a realizar un gran piqchado en la Plaza principal. Fue una presencia de la cultura viva que (a pesar de tantos discursos y discurseadores sobre cultura viva y patrimonio inmaterial) se tiene que abrir espacio por esfuerzo propio.
Continuando con el espacio público, hay que destacar las intervenciones teatrales y poéticas organizadas por el Teatro de Barro en espacios públicos del centro histórico, intentando retornar el arte a las calles. Lamentablemente esta propuesta no continuó.
Abril fue el mes de recordar a Garcilaso, el autor de Los comentarios Reales que cumplieron 400 años de su primera edición. Aunque hubo buen despliegue artístico en esta conmemoración, no pasó de un saludo formal. En los meses siguientes vimos más seminarios y ediciones que recordaron al inca sin salir de la formalidad. Tal parece que Garcilaso sigue siendo un ícono para la clase media, el sector instruido y acomodadizo local, que se identifica plenamente con el cronista “objetivo”, a diferencia del contestarlo Guaman Poma, por ejemplo.
En abril se había iniciado el segundo levantamiento amazónico, para mayo y coincidiendo con un aniversario más del sacrificio de los Tupa Amarus, la coordinadora contra la agresión a los pueblos y la Juventud nacionalista realizaron un evento que incluyó un muro de expresión en el Paraninfo Unversitario, solidarizándose con la lucha amazónica. El instituto Pío Daza inició también la realización de varios seminarios sobre estudios amazónicos que se prolongaron hasta noviembre, aunque la mayor parte de asistentes lo hicieron por la beca que podrían acceder al final, hubo otro público motivado por la lucha de los indígenas.
Y Junio comenzó con la grave noticia del “baguazo”, la represión policial que generó un enfrentamiento y muchos muertos y heridos. Las organizaciones sociales locales también se pronunciaron esos días y los activistas de la cultura no estuvieron ausentes. Los amazónicos convocaron una movilización nacional para el 11 de junio, pero las dirigencias cusqueñas pensaron que no era bueno que la protesta se cruzara con la celebración del Corpus Christi, pasándola para el día siguiente. Aún así, la ya mencionada Coordinadora, activó ese día el “muro de la dignidad”, un espacio de información libre (y participación artística), que se continúa realizando eventualmente desde entonces.
El baguazo impulsó a las organizaciones campesinas de Canchis a la huelga indefinida, toda la provincia estuvo paralizada más de 20 días en el llamado “segundo levantamiento de los pueblos”. Esta medida hizo suspender algunas festividades canchitas y amenazó con interrumpir el Inti Raymi del Cusco, pero las autoridades regionales y el empresariado local, pegaron el grito al cielo y se esforzaron por evitarlo. Y en “el día del campesino”, mientras los campesinos luchaban por sus derechos, los que viven del turismo celebraron en su nombre, dándoles la espalda.
En Julio, un concierto punk-rock en el local de la FDTC intentó enlazar esa movida con el contexto social local, pero parece que en un tiempo en que lo más resaltante es el despertar indígena e identitario, no se logró el enlace.
La exposición organizada por la Sociedad Privada de Arte en la chichería el Piolo, fue una propuesta de utilizar espacios más cotidianos para exhibiciones artísticas, espacios que además exigen concordar con la cultura propia de los mismos.
En Agosto, conmemorando un año más de la presentación del informe final de la Comisión de la Verdad, la red post CVR de Cusco realizó una feria contra la discriminación, que no pasó de un acto formal, de esos que se hacen por cumplir.
De Setiembre recordamos la Feria del libro organizada por la Municipalidad y que fue, prácticamente un desastre. Sólo el esfuerzo de la galería Apacheta ayudó a poner en la feria las producciones locales, que no estaban en los espacios de ONGs y comerciales. Pero el propio municipio boicoteó su evento.
Lo que sí hay que comentar es el proyecto de fortalecer capacidades de los niños, realizado por la municipalidad, con la participación de muchos artistas locales en varios barrios de la ciudad y durante varios meses, que evidenció lo mucho que se podría hacer si las entidades oficiales destinaran tan sólo un poco de su presupuesto al trabajo del arte, la educación y la cultura.
Octubre nos sorprendió con un nutrido seminario marxista organizado por el CEPA, un lamentable evento dogmático que nos recordó años anteriores, con discursos llenos de palabras vacías e insultos. Por otro lado, organizaciones con más propuesta conmemoraron un año más del 12 de octubre y la invasión iniciada esa fecha.
En el aniversario del primer levantamiento de Canchis, realizado en Sicuani, a parte de los actos sociopolíticos, hubo participación artística de jóvenes que expresaron los sentimientos de su población. Una muestra que muchas veces, quienes están un tanto alejados de la “farándula” artística, terminan dándole mayor sentido al arte.
También ese mes la sociedad Pro Cultura Clorinda Matto realizó un homenaje al conmemorarse 100 años de la muerte de dicha escritora. El municipio reeditó una obra de Clorinda Matto, plagada de errores de tipeo y que tuvo que ser sacada de circulación. ¿Por qué hubo tantos actos sobre Garcilaso y tan pocos sobre Clorinda? ¿Por que fue mujer?
En Noviembre habría que mencionar el Festival artístico de Abancay, que contó con una buena delegación cusqueña. Y es que el arte también sirve para acercar a pueblos hermanos.
En el Congreso internacional de Antropología, los “investigadores” se dedicaron a echarse flores unos a otros y homenajear a algunos que quizás sólo tenían el mérito de estar viejitos. No negaremos que hubo algunas intervenciones interesantes, pero la gran mayoría era “florería”.
Luego vino el Festival de teatro, en la que hay que destacar la obra dirigida por Lucho Ramírez y escenificada por niños de Chincheros, sobre la leyenda de la laguna Piuray. Una muestra de cómo utilizar los recursos artísticos con precisión para contar una historia, que además era muy acorde a la realidad y el pensamiento de los chicos que la interpretaron.
Finalmente, Diciembre nos presentó una Exposición del Centro Guaman Poma, sobre cómo mejorar las condiciones urbanas y el Cusco del futuro, donde claramente la visión era modernizar sin tomar en cuenta las características culturales locales o tomándolas sólo como elemento decorativo. Desde el afiche, el Cusco futuro que nos mostraron era como decirnos “sigamos imitando, sigamos alienándonos.”
A los 6 meses del baguazo, el círculo de estudios Tarpuy y la Coordinadora realizaron un concurrido seminario junto al muro que ya se hizo conocido. Luego llegó una exposición de historietas suizas y peruanas a la Escuela de Bellas Artes, que de algún modo pudo mostrar esta actividad como expresión artística, tan ninguneada por los “artistas de caballete.” El festival anual del Arco Iris en el brichodromo Ukukus bar cerró el año, así como el festival organizado por Dircetur en el atrio de la Catedral, que incluyó el decepcionante Paucartambo montado por Kusikay.
El 2009 también trajo: Un nuevo espacio de actividades culturales llamado la Casa Tupac Yupanki; El controvertido convenio entre el Municipio y el Museo privado El Quijote, concediéndole una sala de exposición y que ante las críticas de varios artistas, tuvo que ser revocado; La recuperación simbólica del Qorikancha como espacio sagrado andino, iniciativa de los sikuris Willkamayu y otras organizaciones culturales, que el primer viernes de cada mes vienen realizando un ritual a la Pachamama y los apus, que viene a ser la contracara al arte impulsado y financiado por las religiones cristianas o la religión del dinero (el capitalismo).
2 comentarios:
¿Y cochero, cómo estás? Yo aquí asombrando luego de leer tu crónica. !Qué memoria privilegiada tienes!
Me entere de cosas que ni siquiera había imaginado posibles en Cusco.
Pasú Buena Roberto.
No vi hasta ahora Paucartampu,¿tan mala fue?
Sabes ya leí la historieta de la Gotita. le haremos una notita en Laprensacontacto. Ya verás.
Un abrazo y feliz año.
Cavt
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