Ser madre en estos tiempos es
difícil y aún más si apuestas por criar a tus hijos en un ambiente de
igualdad, lejos de los estereotipos y roles preconcebidos por un sistema
machista y patriarcal, es una revolución y lucha cotidiana constante. Mi
admiración para todas aquellas mujeres que apuestan por hacer niños libres, sin
odios, ni miedos.
Pero yo no decidí ser madre, soy mujer
heterosexual con pareja estable y ahora a mis 37 años lo puedo decir con más
firmeza. Es más me divierte la reacción de las personas cuando les digo que no
tengo hijos, ni pienso tenerlos. Algunos muestran cara de pena, otros creen que
yo o mi pareja por un problema físico no podemos concebir, o en el colmo del
machismo dicen que seguro mi pareja se opone y otros me dicen que no es tarde,
aún puedo tener bebes. Y cuando les digo que es una decisión de dos, la gran
mayoría no lo entiende y se van con la mirada perdida.
Hace algunos años, el hecho de no querer tener
hijos, era una presión constante que venía de familiares, amigos, conocidos,
extraños y hasta de compañeros activistas que me recordaban constantemente que
me iba a arrepentir más adelante, que me perdería de la mejor etapa de ser
mujer, que era egoísta, que me quedaría sola, que quién me atendería de
viejita, que el bebe nos saldría bonito... incluso alguien me dijo que lo
decepcioné y hasta me ofrecieron cuidarlo para que yo pueda seguir
desarrollando mis actividades. Fue tanta la presión que llegué a pensar que podía
estar errada, y si bien con mi pareja teníamos claro que no queríamos hijos,
empecé a dudar, por lo que nos pusimos un plazo de unos años más para definirlo
nuevamente.
Pero a pesar de la presión, tuve la suerte de tener también personas a mi lado que respetaron
mi decisión, fueron pocas pero estuvieron allí. Sin embargo hay muchas mujeres
que son formadas desde niñas en la escuela, en la casa, en la calle y en todo
ámbito como futuras madres y se asume como algo natural e intrínseco a una
mujer, no existe otra opción. Yo también lo pensé así cuando niña, adolescente
y adulta, me sentía extraña de decir que no tenía la sensación de muchas otras
mujeres contemporáneas a mí, que me decían que ya sentían la necesidad de tener
un bebe.
Hace unos
meses mientras me cortaba el cabello me puse a conversar con la chica que me
atendía, ella me preguntó mi edad y al saber que tenía 37 años, me preguntó si
tenía hijos. Al explicarle porque no quería tener hijos, ella me empezó a
contar su historia. La de una joven de provincia que vino a Cusco por mejorar,
ella casi llegando a los 30 con un enamorado que no estaba segura si quería
vivir más delante con él y con un pequeño negocio que recién había emprendido y
que aún no le daba una estabilidad económica; sin embargo estaba con una
presión muy fuerte por todos los que la conocían para que se embarace, porque
se le iba a pasar el tiempo; y ella realmente estaba pensando embarazarse de
alguien que no estaba segura si lo quería, sin un sustento económico sólido y
sin estarle claro si quiere tener hijos. Todo porque se educó desde niña en la
escuela y en todos los ámbitos por los que pasó para tener hijos. Espero que el
hecho de habernos encontrado y conversado, haya ayudado para que no decidan por
ella y que conozca que hay mujeres que decidieron no tener hijos y sí son
felices.
Qué
distinto sería si las niñas crecieran sabiendo que no tienen roles ni
identidades predefinidas que las hacen mujer, que pueden crecer libres y
descubrir en sus procesos de crecimiento lo que realmente desean ser y hacer en
sus vidas. Qué distinto sería si los
niños al igual que las niñas, crecieran no viendo siempre a las niñas como
futuras madres sino como seres humanos con los que construirán conjuntamente un
lugar mejor para todos. Y no puedo dejar de preguntarme ¿Cuántas mujeres han
sido madres por presión social?
Por nuestro derecho a
decidir, Sí a la igualdad de género en las escuelas y todos los ámbitos de
nuestra vida.
Claudia Palomino Valdivia
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