Estimado
Martín:
Entre el
sábado y hoy día, he recibido correos, he visto el video y noticiarios
regionales y nacionales, y lo he escuchado en radios, leído en periódicos,
etc., sobre un brulote que habrías cometido en el curso del 3er. Congreso
Nacional de Cultura al afirmar: “Nos guste o no, hay que decir
que el quechua es un enorme peligro, un cáncer, para el pensamiento abstracto.
Te bloquea el pensamiento abstracto. Es cierto, puedo tocar algunas
sensibilidades. Mi opinión no debe ser compartida por todos”. (Los
subrayados son míos). De primera instancia, no es muy ético escudarse con el
argumento de la última parte del párrafo, pues siendo como eras Gerente de
Cultura, etc., no dejaría de ser preocupante,
pues si es así cómo piensas sobre el quechua, seguramente actuarías en
consecuencia. Además, quizá no se hubieran percatado del tamaño del dislate de
no habérsete ocurrido usar cáncer como adjetivo. Es tan tonto
este calificativo que en un inicio pensé que te referías a la afección
oncológica –quizá con intención jocosas o yo qué sé.
Entonces, y
en mérito a la amistad, debo decirte que lo afirmado fue una soberana estupidez
y de las grandes, como lo has aceptado en posteriores entrevistas. Aunque para
tu consuelo, nuestro Aurelio Denegri afirma que la mayor parte de la conducta humana
está guiada por la estulticia, que es parte de la condición humana, pero no por
eso debemos aceptarla.
Por otro lado,
en estas circunstancias es pertinente y hasta obligatorio exponer algunas ideas
sobre el tema. En tal sentido y de primera instancia, creo que muchas conductas,
aun las académicas, están guiadas por la ignorancia o, como decimos los
cuzqueños, por la “mala fe” como sinónimo de mezquindad o prejuicio
y, en algunos casos, por una peligrosa mezcla de ambas. Además y después de
haber observado tantas rasgaduras de vestidura, parece que nadie, creo, ha
intentado dilucidar el quid del asunto. Aunque, claro y dadas las
circunstancias, hasta el Ministerio de Cultura se sintió obligado a decir algo al
respecto y ¡en quechua! como no podía ser de otro modo; algo asombroso en un
Ministerio para el cual la cultura viva se entiende sobre todo, apenas un objeto
de las llamadas industrias culturales, mientras que el patrimonio
lingüístico ni siquiera se toma en cuenta, como se ve en los Lineamientos
de Política Cultural 2013-2016. Claro, Machupicchu genera más recursos,
mientras que las 44 lenguas nativas son un estorbo para el neoliberalismo homogeneizante.
Pero veamos el primer aspecto. Seguro sabrás Martín que aun desde los
griegos ya se distinguía entre pensamiento y lengua considerándolas como dos
aspectos de un mismo fenómeno. En ese sentido, Aristóteles afirmaba que lenguaje es la característica diferenciadora
entre animales y humanos y la evolución orgánica es distinta a la cultural en
tanto que la frontera lo establecería el lenguaje. Además, el homo sapiens
comienza a desarrollarse culturalmente a partir de que aprende a manejar el
lenguaje (o lengua) no sólo como medio de comunicación, sino como instrumento
que le permite aprehender (no aprender) la realidad. A esta afirmación, Platón
añade que el valor significativo de las lenguas son efecto de las convenciones
sociales. ¡Imagínate, son afirmaciones de hace dos mil quinientos! Este asunto de
la evolución seguramente fue tema de alguna materia en tu formación académica y
que tal vez lo hayas olvidado.
Ya en nuestro días y por los hallazgos de las ciencias
cognitivas (psicología, lingüística, neurolingüística, etc.) es posible afirmar
que efectivamente, el ser humano posee un atributo biológico, propio de la especie, que posibilita el comportamiento cognitivo simbólico y le permite interpretar,
sistematizar, acumular y transmitir el conjunto de la experiencia individual y social
en el tiempo y el espacio, poniendo en juego una técnica corporal compleja, lo
que supone la existencia de la función simbólica y de centros nerviosos
genéticamente especializados. A esta condición y en este contexto la llamaremos
lenguaje.
Por otro lado, el
pensamiento abstracto implica pues pensar no en las cosas en sí mismas sino en
sus relaciones. Mediante el pensamiento abstracto se descubren leyes y se
formulan teorías. Por ejemplo, un arquitecto francés piensa de manera abstracta
para diseñar una casa; un carpintero chino, cuando ve las vigas y las clava
juntas y un agricultor quechua al clasificar las variedades de papa, por
criterios como tamaño, coloración sabor, requerimiento de tipos de tierra, etc.
y cada uno de ellos usa el francés, el chino mandarín o el quechua… pero los
mismos procesos cognitivos.
El pensamiento concreto, en cambio, está
relacionado a lo real y objetivo y las operaciones se realizan directamente por
la manipulación de los datos de la realidad y es una etapa previa al
pensamiento abstracto, según Piaget. De otra parte, el pensamiento concreto
está relacionado directamente con la experiencia empírica y el abstracto ocurre
después de la manipulación de los objetos (Piaget) Si el quechua no permitiese
el pensamiento abstracto entonces sus hablantes seríamos eternamente niños o...
esquizofrénicos.
Por efecto de lo mismo, las comunidades espacial e
históricamente definidas, usamos un sistema estructurado de sonidos orales,
siguiendo un patrón o modelo (gramática) de naturaleza social que posibilita la
transmisión del conjunto de esas experiencias construidas y acumuladas
‒conocimiento, ciencia, experiencia, sentimientos, etc.‒ por efecto del lenguaje, actividad a
la que generalmente llamamos lengua (o idioma, en algunos
contextos).
En resumen entonces, todas las lenguas
son pues producto de la capacidad del lenguaje. Y adivina qué… ¡las 9609 habladas en el mundo, según catálogo de la UNESCO,
son el resultado de esta capacidad! Sean lenguas ágrafas, o no; habladas por
comunidades pequeñas o grandes, vivas o muertas. Pero seguro te preguntarás,
por qué son tantas si parten o son efecto de la misma capacidad. Pues es
sencillo, porque entre el lenguaje (capacidad virtual) y las lenguas (realidad
concreta) está la mediación de las culturas, (formas distintas de aprehender el
mundo). Cada lengua, sintetizando, expresa una manera particular de ver el
mundo y ¡asómbrate! aplicando el mismo atributo biológico.
Dicho sea de paso, lo que ahora interesa a las ciencias
cognitivas, ya no es la descripción de la gramática particular de cada lengua,
sino la lógica que explique el paso de la experiencia (empírica o razonada) al
nivel de su simbolización; es decir, la aplicación de los recursos de abstracción,
generalización, síntesis, análisis, etc., en la construcción del conocimiento
o, como tú dices, pensamiento, entendiendo pensamiento, en términos
generales, como el conjunto de productos generados por la mente como efecto de…
adivinaste de los procesos abstractivos, los que sumados constituyen el conocimiento,
entendido como el inventario de experiencias sistematizadas por el individuo y
que se convierten en información cuando se expresan a través de un código
lingüístico o lengua.
También es bueno señalar
que las diferencias entre el pensamiento abstracto y el concreto se hacen
claras si comparamos a una persona normal con otra que haya sufrido lesiones
extensas en la parte frontal del cerebro (la zona del pensamiento). Una persona
con este tipo de lesión cerebral no puede pensar de forma abstracta. De ser
así, los quechua hablantes somos esquizofrénicos… con alteraciones en la
percepción, como los indios en la conquista considerados seres sin alma,
incapaces de aprehender el mundo.]
Dos conclusiones elementales de esta parte: todos los
humanos poseemos esa capacidad y… no hay lenguas que sean mejores o inferiores
que otras. Entonces, estimado Martín, cualquier afirmación en sentido
contrario, es resultado de ignorancia en
grado supino, salvo que esté motivada por el prejuicio y la mala intención o
¡vamos! digámoslo!, por la mezquindad y este tema es la segunda parte de esta
reflexión.
Aunque parezca curioso, la verdad es que los
conquistadores debieron fundamentar éticamente y ante el consenso de las demás
potencias, su derecho a poseer estos territorios del Tawantinsuyo y de lo que
ahora se llama América. Por entonces, y estoy seguro que tú sabes más que yo
sobre este tema, pensamiento, lógica y lengua se consideraban como una unidad y
ninguna de las casi mil lengua que se usaban en estos amplios territorios, se
parecían siquiera a alguna de las europeas hegemónicas, la mayor parte de ellas
de origen indoeuropeo, con predomino de las románicas. Así fue fácil demostrar
que estos códigos no eran lenguas, sino apenas dialectos que no servían para
procesos de razonamiento complejos porque no reflejaban las categorías
gramaticales que, según ellos, eran sinónimos de las categorías de la lógica. En
consecuencia, no podíamos ser considerados al par de los europeos.
Por lo dicho, es fácil ahora desbaratar tal afirmación
interesada, apenas poniendo como ejemplo Tipón, (y no al manoseado Machupicchu)
en cuya construcción se habría aplicado el cálculo logarítmico. Y te cuento que
según la Asociación de Ingenieros Civiles de Estados Unidos, esta obra se considera
como una de las maravillas de la ingeniería civil. ¿Podría una cultura sin
capacidad abstractiva haber domesticado 553 plantas entre frutos y frutas, como
lo demuestra Antonio Brack Egg recientemente? Vamos, pensemos primero antes de
hacer afirmaciones en temas que no conocemos.
Sin embargo, la idea de que nosotros los quechua
hablantes pertenecemos a una categoría inferior ha sido y todavía lo es, una
constante en el imaginario de quienes pertenecerían
al segmento de los mistis, afirmación también generalmente asumida por los
quechuas. El conflicto deviene en actitudes y comportamientos de desprecio, y
aun de auto despección expresadas en
afirmaciones como la tuya. Lo trágico del caso es que muchos de los que nos
llamamos o sentimos quecha hablantes, procuramos hacernos notar como mistis,
apenas cambiamos de situación social, por efecto de la movilidad social y como
producto, entre otras causas, por la educación, que en nuestro sistema
educativo, se lleva en castellano.
No voy a extenderme en este aspecto, pues hay mayor información en nuestro
medio sobre sus implicancias que sobre el primer aspecto. Pero sumando la ignorancia y el prejuicio, no es raro pues llegar afirmaciones
como las que motivan este comentario. Los herederos de los extirpadores de
idolatrías y los inquisidores culturales, ahora visten de terno y corbata,
muchos hablan quechua dizque para estar cerca de nuestros hermanos
quechua hablantes; algunos hasta dirigen organismos educativos y aun
ocupan cargos que, se supone, ¡defienden la interculturalidad!, como cierto
alto ex-funcionario en la Dirección Nacional de Educación Bilingüe ‒que en
privado afirmaba que el quechua era un obstáculo para el progreso (¿?) y otra autoridad educativa regional, actual declarado
enemigo del EIB en cuyas bocas no seria raro parafrasear a Juan Ginés de
Sepúlveda: Con perfecto derecho los españoles imperan sobre estos bárbaros
del Nuevo Mundo e islas adyacentes, los cuales en prudencia, ingenio, virtud y
humanidad son tan inferiores a los españoles como niños a los adultos y las
mujeres a los varones, habiendo entre ellos tanta diferencia como la que va de
gentes fieras y crueles a gentes clementísimas.
Como ves Martín no estarías solo si lo que dijiste es
precisamente lo que sientes, pues como afirmas después, fuiste mal interpretado.
El quechua y sus hablantes tienen muchos enemigos embozados, como aquel
profesor que te escribe en la red: Estimado Martín, aun cuando hayan
argumentos que sustenten tu punto de vista, considero que fue un juicio
alocado muy muy inoportuno de tu parte… ¿Recuerdas a Fukuyama? Abajo las ideologías, un solo pensamiento, una sola
cultura: la del hot dog… y una sola lengua que ni siquiera sería tu amado
castellano.
En fin. Espero no haberte hecho sentir más mal del que supongo te
sentirás después de tanto varapalo. Pero, después de todo, algunos aprendizajes
entran con sangre.
Otro si digo. Martín, primero, no hay mal que por bien no
venga porque sin querer queriendo, has puesto al quechua, a los quechua hablantes
y, tangencialmente, a los que se supone deben defenderla, en el tapete de la
controversia, más allá de lo que hacen en este sentido, personas e
instituciones que tienen esa obligación, como el Ministerio de Cultura y el
poco entusiasmo del de Educación en la EIB, siguiendo el ejemplo del gobierno
anterior, cuyo recorrido conoces muy bien. Y has podido constatar también la
furia de su indignación aunque sus argumentos hayan sido más bien emocionales.
Segundo, a la luz de tus declaraciones posteriores, tal vez quisiste
decir que el quechua era una traba para aprender a pensar en castellano, porque
no se aplican los métodos adecuados en los programas de EBI y que el
subconsciente te ganó…. pero esa es otra historia.
Estimado Martín, nos has tratado mal a los quechua
hablantes y si esto no lo escribo en runa simi es porque supongo que no lo
hablas o tal vez te daría vergüenza reconocerlo. Además, lamento no haberlo
hecho antes; pensé que lo habrías dicho en un contexto relajado y porque, el
maremágnum de la finalización del semestre me tuvo más ocupado que de
costumbre. (No conozco tu correo, pero estoy seguro que lo leerás en algún
momento)
Saludos,
Jaime PANTIGOZO MONTES.
D.P.D.E.
Dep. Académico de Lingüística
Universidad San Antonio Abad de Cusco
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