viernes, 16 de agosto de 2013

Carta a Martín ROMERO PACHECO

Estimado Martín:

Entre el sábado y hoy día, he recibido correos, he visto el video y noticiarios regionales y nacionales, y lo he escuchado en radios, leído en periódicos, etc., sobre un brulote que habrías cometido en el curso del 3er. Congreso Nacional de Cultura al afirmar: “Nos guste o no, hay que decir que el quechua es un enorme peligro, un cáncer, para el pensamiento abstracto. Te bloquea el pensamiento abstracto. Es cierto, puedo tocar algunas sensibilidades. Mi opinión no debe ser compartida por todos”. (Los subrayados son míos). De primera instancia, no es muy ético escudarse con el argumento de la última parte del párrafo, pues siendo como eras Gerente de Cultura, etc., no  dejaría de ser preocupante, pues si es así cómo piensas sobre el quechua, seguramente actuarías en consecuencia. Además, quizá no se hubieran percatado del tamaño del dislate de no habérsete ocurrido usar cáncer como adjetivo. Es tan tonto este calificativo que en un inicio pensé que te referías a la afección oncológica –quizá con intención jocosas o yo qué sé.

Entonces, y en mérito a la amistad, debo decirte que lo afirmado fue una soberana estupidez y de las grandes, como lo has aceptado en posteriores entrevistas. Aunque para tu consuelo, nuestro Aurelio Denegri afirma que la mayor parte de la conducta humana está guiada por la estulticia, que es parte de la condición humana, pero no por eso debemos aceptarla.

Por otro lado, en estas circunstancias es pertinente y hasta obligatorio exponer algunas ideas sobre el tema. En tal sentido y de primera instancia, creo que muchas conductas, aun las académicas, están guiadas por la ignorancia o, como decimos los cuzqueños, por la “mala fe” como sinónimo de mezquindad o prejuicio y, en algunos casos, por una peligrosa mezcla de ambas. Además y después de haber observado tantas rasgaduras de vestidura, parece que nadie, creo, ha intentado dilucidar el quid del asunto. Aunque, claro y dadas las circunstancias, hasta el Ministerio de Cultura se sintió obligado a decir algo al respecto y ¡en quechua! como no podía ser de otro modo; algo asombroso en un Ministerio para el cual la cultura viva se entiende sobre todo, apenas un objeto de las llamadas industrias culturales, mientras que el patrimonio lingüístico ni siquiera se toma en cuenta, como se ve en los Lineamientos de Política Cultural 2013-2016. Claro, Machupicchu genera más recursos, mientras que las 44 lenguas nativas son un estorbo para el neoliberalismo homogeneizante.

Pero veamos el primer aspecto. Seguro sabrás Martín que aun desde los griegos ya se distinguía entre pensamiento y lengua considerándolas como dos aspectos de un mismo fenómeno. En ese sentido, Aristóteles afirmaba que lenguaje es la característica diferenciadora entre animales y humanos y la evolución orgánica es distinta a la cultural en tanto que la frontera lo establecería el lenguaje. Además, el homo sapiens comienza a desarrollarse culturalmente a partir de que aprende a manejar el lenguaje (o lengua) no sólo como medio de comunicación, sino como instrumento que le permite aprehender (no aprender) la realidad. A esta afirmación, Platón añade que el valor significativo de las lenguas son efecto de las convenciones sociales. ¡Imagínate, son afirmaciones de hace dos mil quinientos! Este asunto de la evolución seguramente fue tema de alguna materia en tu formación académica y que tal vez lo hayas olvidado.

Ya en nuestro días y por los hallazgos de las ciencias cognitivas (psicología, lingüística, neurolingüística, etc.) es posible afirmar que efectivamente, el ser humano posee un atributo biológico, propio de la especie, que posibilita el comportamiento cognitivo simbólico y le permite interpretar, sistematizar, acumular y transmitir el conjunto de la experiencia individual y social en el tiempo y el espacio, poniendo en juego una técnica corporal compleja, lo que supone la existencia de la función simbólica y de centros nerviosos genéticamente especializados. A esta condición y en este contexto la llamaremos lenguaje.

Por otro lado, el pensamiento abstracto implica pues pensar no en las cosas en sí mismas sino en sus relaciones. Mediante el pensamiento abstracto se descubren leyes y se formulan teorías. Por ejemplo, un arquitecto francés piensa de manera abstracta para diseñar una casa; un carpintero chino, cuando ve las vigas y las clava juntas y un agricultor quechua al clasificar las variedades de papa, por criterios como tamaño, coloración sabor, requerimiento de tipos de tierra, etc. y cada uno de ellos usa el francés, el chino mandarín o el quechua… pero los mismos procesos cognitivos.

El pensamiento concreto, en cambio, está relacionado a lo real y objetivo y las operaciones se realizan directamente por la manipulación de los datos de la realidad y es una etapa previa al pensamiento abstracto, según Piaget. De otra parte, el pensamiento concreto está relacionado directamente con la experiencia empírica y el abstracto ocurre después de la manipulación de los objetos (Piaget) Si el quechua no permitiese el pensamiento abstracto entonces sus hablantes seríamos eternamente niños o... esquizofrénicos.

Por efecto de lo mismo, las comunidades espacial e históricamente definidas, usamos un sistema estructurado de sonidos orales, siguiendo un patrón o modelo (gramática) de naturaleza social que posibilita la transmisión del conjunto de esas experiencias construidas y acumuladas ‒conocimiento, ciencia, experiencia, sentimientos, etc.‒ por efecto del lenguaje, actividad a la que generalmente llamamos lengua (o idioma, en algunos contextos).

En resumen entonces, todas las lenguas son pues producto de la capacidad del lenguaje. Y adivina qué… ¡las 9609 habladas en el mundo, según catálogo de la UNESCO, son el resultado de esta capacidad! Sean lenguas ágrafas, o no; habladas por comunidades pequeñas o grandes, vivas o muertas. Pero seguro te preguntarás, por qué son tantas si parten o son efecto de la misma capacidad. Pues es sencillo, porque entre el lenguaje (capacidad virtual) y las lenguas (realidad concreta) está la mediación de las culturas, (formas distintas de aprehender el mundo). Cada lengua, sintetizando, expresa una manera particular de ver el mundo y ¡asómbrate! aplicando el mismo atributo biológico.

Dicho sea de paso, lo que ahora interesa a las ciencias cognitivas, ya no es la descripción de la gramática particular de cada lengua, sino la lógica que explique el paso de la experiencia (empírica o razonada) al nivel de su simbolización; es decir, la aplicación de los recursos de abstracción, generalización, síntesis, análisis, etc., en la construcción del conocimiento o, como tú dices, pensamiento, entendiendo pensamiento, en términos generales, como el conjunto de productos generados por la mente como efecto de… adivinaste de los procesos abstractivos, los que sumados constituyen el conocimiento, entendido como el inventario de experiencias sistematizadas por el individuo y que se convierten en información cuando se expresan a través de un código lingüístico o lengua.

También es bueno señalar que las diferencias entre el pensamiento abstracto y el concreto se hacen claras si comparamos a una persona normal con otra que haya sufrido lesiones extensas en la parte frontal del cerebro (la zona del pensamiento). Una persona con este tipo de lesión cerebral no puede pensar de forma abstracta. De ser así, los quechua hablantes somos esquizofrénicos… con alteraciones en la percepción, como los indios en la conquista considerados seres sin alma, incapaces de aprehender el mundo.]

Dos conclusiones elementales de esta parte: todos los humanos poseemos esa capacidad y… no hay lenguas que sean mejores o inferiores que otras. Entonces, estimado Martín, cualquier afirmación en sentido contrario, es resultado de  ignorancia en grado supino, salvo que esté motivada por el prejuicio y la mala intención o ¡vamos! digámoslo!, por la mezquindad y este tema es la segunda parte de esta reflexión.

Aunque parezca curioso, la verdad es que los conquistadores debieron fundamentar éticamente y ante el consenso de las demás potencias, su derecho a poseer estos territorios del Tawantinsuyo y de lo que ahora se llama América. Por entonces, y estoy seguro que tú sabes más que yo sobre este tema, pensamiento, lógica y lengua se consideraban como una unidad y ninguna de las casi mil lengua que se usaban en estos amplios territorios, se parecían siquiera a alguna de las europeas hegemónicas, la mayor parte de ellas de origen indoeuropeo, con predomino de las románicas. Así fue fácil demostrar que estos códigos no eran lenguas, sino apenas dialectos que no servían para procesos de razonamiento complejos porque no reflejaban las categorías gramaticales que, según ellos, eran sinónimos de las categorías de la lógica. En consecuencia, no podíamos ser considerados al par de los europeos.

Por lo dicho, es fácil ahora desbaratar tal afirmación interesada, apenas poniendo como ejemplo Tipón, (y no al manoseado Machupicchu) en cuya construcción se habría aplicado el cálculo logarítmico. Y te cuento que según la Asociación de Ingenieros Civiles de Estados Unidos, esta obra se considera como una de las maravillas de la ingeniería civil. ¿Podría una cultura sin capacidad abstractiva haber domesticado 553 plantas entre frutos y frutas, como lo demuestra Antonio Brack Egg recientemente? Vamos, pensemos primero antes de hacer afirmaciones en temas que no conocemos.

Sin embargo, la idea de que nosotros los quechua hablantes pertenecemos a una categoría inferior ha sido y todavía lo es, una constante en el imaginario de quienes  pertenecerían al segmento de los mistis, afirmación también generalmente asumida por los quechuas. El conflicto deviene en actitudes y comportamientos de desprecio, y aun de auto despección  expresadas en afirmaciones como la tuya. Lo trágico del caso es que muchos de los que nos llamamos o sentimos quecha hablantes, procuramos hacernos notar como mistis, apenas cambiamos de situación social, por efecto de la movilidad social y como producto, entre otras causas, por la educación, que en nuestro sistema educativo, se lleva en castellano.

No voy a extenderme en este aspecto, pues hay mayor información en nuestro medio sobre sus implicancias que sobre el primer aspecto. Pero sumando la ignorancia y el prejuicio, no es raro pues llegar afirmaciones como las que motivan este comentario. Los herederos de los extirpadores de idolatrías y los inquisidores culturales, ahora visten de terno y corbata, muchos hablan quechua dizque para estar cerca de nuestros hermanos quechua hablantes; algunos hasta dirigen organismos educativos y aun ocupan cargos que, se supone, ¡defienden la interculturalidad!, como cierto alto ex-funcionario en la Dirección Nacional de Educación Bilingüe ‒que en privado afirmaba que el quechua era un obstáculo para el progreso (¿?)  y otra autoridad educativa regional, actual declarado enemigo del EIB en cuyas bocas no seria raro parafrasear a Juan Ginés de Sepúlveda: Con perfecto derecho los españoles imperan sobre estos bárbaros del Nuevo Mundo e islas adyacentes, los cuales en prudencia, ingenio, virtud y humanidad son tan inferiores a los españoles como niños a los adultos y las mujeres a los varones, habiendo entre ellos tanta diferencia como la que va de gentes fieras y crueles a gentes clementísimas.

Como ves Martín no estarías solo si lo que dijiste es precisamente lo que sientes, pues como afirmas después, fuiste mal interpretado. El quechua y sus hablantes tienen muchos enemigos embozados, como aquel profesor que te escribe en la red: Estimado Martín, aun cuando hayan argumentos que sustenten tu punto de vista, considero que fue un juicio alocado muy muy inoportuno de tu parte… ¿Recuerdas a Fukuyama? Abajo las ideologías, un solo pensamiento, una sola cultura: la del hot dog… y una sola lengua que ni siquiera sería tu amado castellano.

En fin. Espero no haberte hecho sentir más mal del que supongo te sentirás después de tanto varapalo. Pero, después de todo, algunos aprendizajes entran con sangre.

Otro si digo. Martín, primero, no hay mal que por bien no venga porque sin querer queriendo, has puesto al quechua, a los quechua hablantes y, tangencialmente, a los que se supone deben defenderla, en el tapete de la controversia, más allá de lo que hacen en este sentido, personas e instituciones que tienen esa obligación, como el Ministerio de Cultura y el poco entusiasmo del de Educación en la EIB, siguiendo el ejemplo del gobierno anterior, cuyo recorrido conoces muy bien. Y has podido constatar también la furia de su indignación aunque sus argumentos hayan sido más bien emocionales.
Segundo, a la luz de tus declaraciones posteriores, tal vez quisiste decir que el quechua era una traba para aprender a pensar en castellano, porque no se aplican los métodos adecuados en los programas de EBI y que el subconsciente te ganó…. pero esa es otra historia.

Estimado Martín, nos has tratado mal a los quechua hablantes y si esto no lo escribo en runa simi es porque supongo que no lo hablas o tal vez te daría vergüenza reconocerlo. Además, lamento no haberlo hecho antes; pensé que lo habrías dicho en un contexto relajado y porque, el maremágnum de la finalización del semestre me tuvo más ocupado que de costumbre. (No conozco tu correo, pero estoy seguro que lo leerás en algún momento)

Saludos,


Jaime PANTIGOZO MONTES.
      D.P.D.E.

Dep. Académico de Lingüística
Universidad San Antonio Abad de Cusco

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