martes, 3 de agosto de 2010

Cuatro días en las calles

Aunque un buen sector del pueblo sur peruano rechaza la política neoliberal del gobierno, las divisiones y manipulaciones por parte de dirigencias sindicales, han debilitado la lucha de estos pueblos. Cuando escribo estas líneas sólo la provincia de La Convención continúa con el paro programado inicialmente por los frentes de todo el sur. La provincia de Canchis ya levantó la huelga aunque no descarta reiniciarla. En la región de Puno hubo bloqueos los días anteriores, pero hoy ya no se mencionan. En las ciudades de Madre de Dios, Puno, Arequipa, Tacna y Cusco hubo movilizaciones el 27 y 28 de julio. Fue en Cusco donde se dieron los hechos más violentos, cuando una movilización pacífica de estudiantes y obreros de Construcción Civil fue reprimida por la policía (utilizaron hasta caballos), dejando varios heridos.

El trasfondo de esta situación es ya bastante conocida en estos pueblos: el rechazo de la población a la exportación del gas, las concesiones mineras, petroleras y de megaproyectos como las hidroeléctricas de Inambari y Salca Pucara. Los protagonistas son las poblaciones más afectadas por estas políticas, encabezadas por organizaciones campesinas, indígenas, tanto andinas como amazónicas. Los hechos se dieron en los días festivos de "fiestas patrias", donde mientras unos protestaban por sus derechos otros celebraban la injusticia y el saqueo de los recursos generales. Una de las consignas surgida esos días fue: "la mejor forma de festejar a la patria es defender nuestros recursos".

El problema principal, aparte de la arrogancia del gobierno y los neoliberales, ha sido la fuerte campaña de desinformación desplegada por la CGTP y sus brazos regionales como la FDTC del Cusco, encabezada por Marta Quispe, que se encargó de mentir por todos los medios sobre las medidas de fuerza que se habían programado estos días. Está claro que el rol de estas centrales sindicales es darle tregua al gobierno, debilitando las iniciativas de las bases y mantenerse como conductores del movimiento social. Así gana el gobierno, pues el movimiento social queda en manos débiles y prestas a la negociación, pero también ganan estas dirigencias pues se mantienen como oposición "democrática" que en realidad debiéramos llamar cobarde.

El paro se dio, con sus debilidades y contradicciones. Quedó evidenciado que sí hay pueblos capaces de luchar para defender sus derechos, aunque en algunos lugares no son muchos y en otros no son muy fuertes, aún. Queda claro quienes son los verdaderos luchadores y no los cobardes "comunistas" de la FDTC o la CGTP; los que sí luchan y lo demuestran con hechos son esas organizaciones campesinas provinciales como las de La Convención y Canchis, esos obreros como los de Quillabamba y los de Cusco, esos indígenas de Madre de Dios, el Bajo Urubamba, los qanchis y los aymaras de Ilave, los estudiantes de la FUC (Cusco) y otros. Estos días evidencian la necesidad de reorganizar las organizaciones sociales, rechazando a las dirigencias que ya se desacreditaron solas. Será necesario descartar los viejos modelos de organización, descentralizar las organizaciones, no podemos seguir siendo controlados por Lima ni cada región por sus capitales; poner más equidad, pues las organizaciones urbanas no pueden seguir teniendo mayor representatividad que las del campo. Hay un gran reto.

Por lo pronto y tras cuatro días de haber activado el muro de información y expresión en la plaza principal de Cusco (como nuestro pequeño aporte a la lucha del pueblo), nos queda el recuerdo de policías a caballo atacando al pueblo, defendiendo a quien paradójicamente es llamado "Caballo Loco"; nos queda el recuerdo de que entre las "ratas" quemadas en la Plaza del Cusco una llevaba el nombre de Marta Quispe. Nos queda el ejemplo de dignidad de muchos pocos luchando contra el sistema que se siente muy mucho. Nos queda pues la esperanza que, al fin y al cabo, es la mayor riqueza de un pueblo.

Roberto Ojeda
Colectivo El Muro - Cusco
29 de julio 2010

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