Aparentemente el Cusco ha vuelto a la tranquilidad. El gobierno y la clase empresarial quieren cantar victoria. Como si las ofensas no fueran tan grandes, como si las calumnias se olvidasen tan fácil.
Una conversación de alcaldes con el Primer Ministro llegó al acuerdo de aceptar el fallo del Tribunal Constitucional respecto a las leyes “antipatrimonio”, a pesar de las metidas de pata de la alcaldesa de Cusco y los empresarios cusqueños (¿cuándo los empresarios han estado a favor del pueblo?). Y si bien se dilató la fecha del paro acordado por la Asamblea Regional, existen coordinaciones para fortalecer el paro nacional, uniendo las demandas regionales.
El lunes 24 de marzo las organizaciones gremiales realizaron un “acto de desagravio”, que no contó con ninguna presencia del gobierno (los que debían hacer el desagravio pues son los que nos agraviaron), pero sirvió para mostrar un poco que la lucha no ha cesado. El día siguiente fue archivado el proceso contra 42 dirigentes por los sucesos de febrero, argumentando que estaba mal formulado, aunque para tal decisión debió influir el acto del día anterior.
El estallido social de febrero fue un momento de hacer visible nuestra voz, nuestra protesta. Pero no todo el tiempo se puede seguir con paros y piquetes, la vida continúa, pero lo que se hizo visible ya no puede negarse, al menos entre nosotros. Este tiempo de calma es una muestra de la ausencia de violentismo en el reclamo cusqueño. Más allá de lo que hagan los dirigentes y políticos locales, el pueblo está caminando, lento y disperso, como inician todos los procesos verdaderamente populares.
2 comentarios:
Tú sabes como actua el gobierno, siempre con la misma actitud, una que ya lleva muchos años, cientos...
así, podamos seguir con la lucha desde diferentes puntos. primero armando nuestra cabeza, luego nuestras manos.suerte.
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