Originalmente, todas las plazas servían como un punto de encuentro para la población, allí estaban las principales instituciones y se realizaban las ferias y mercados. Con la modernidad, este espacio público está cada vez menos público, dedicado al gran comercio y expulsando poco a poco a la población local fuera de sus perímetros.
En el caso del Cusco esto es muy claro y visible. Se ha prohibido el comercio ambulatorio, promoviendo sí el turismo, que tiene muy poco que ver con nuestra cultura viva. Quedó lejos el tiempo en que los cusqueños acudían a su plaza principal para ver un poco de teatro o encontrarse con los amigos. Hoy no es así, sin embargo, aún hay días en que el pueblo recupera ese espacio, como el 24 de diciembre, con la feria tradicional del Santurantikuy.
Claro que las cosas cambiaron mucho, el consumismo y el comercio modernos han llegado también a esta feria. Las autoridades tratan de regularla cada vez más, sin muchos resultados. Mientras tanto, podemos aprovechar estos espacios temporales para promover un poco de la cultura que queremos, como de hecho hicimos este año un grupo de colectivos y personas de espíritu libertario.
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