Hace varios meses un amigo me contó una dramática historia de bullying en un colegio rural. Se trataba de una niña que asistía a clases desde una comunidad lejana, la pequeña llegaba al colegio de la capital del distrito con su traje típico y dos orgullosas trenzas en su cabello. La capital del distrito era y es uno de esos poblados andinos, donde el quechua convive y compite con el castellano cotidianamente, donde la mayoría de los pobladores son agricultores, bailan wayno y comen mote; pero donde lamentablemente ya se ven los estragos que genera la televisión.
No faltó el palomilla que ponía apodos a sus compañeros, identificándolos con algún personaje de la televisión, así que la niña de trenzas y ropa tradicional recibió el apodo de "Paisana Jacinta". La niña no le daba mayor importancia porque no entendía el significado real de ese apodo, hasta que cierta vez le mostraron la imagen de la "Paisana" diciéndole: "eso eres tú". Al día siguiente la niña se cortó las trenzas y dejó de usar su ropa típica, el padre de la niña llegó al colegio a pedir explicación de porqué de un momento a otro, su hija ya no quería vestir su ropa y se cortó el cabello. Nadie supo darle explicación en la institución educativa.
Cuando oí esta historia sucedida en los años 90, comprendí que se trataba de un caso de bullying generado por un programa televisivo. Imaginen si esto sucedió en un colegio rural, ¿cuántos casos similares se habrán dado en colegios más urbanos, donde de por sí hay discriminación a los migrantes provincianos?
Lamentablemente, ese programa ha vuelto a emitirse y ahora con nuevos capítulos, que inciden en lo mismo. Creo que no es tarde para frenar esta agresión simbólica, estamos a tiempo para evitar más casos de bullying discriminador entre nuestros niños y niñas, estamos a tiempo de hacer que la dignidad andina, serrana, pueda silenciar de una vez por todas este nocivo programa. Quizás ayude contar casos como el que he relatado, quizás ayude pronunciarnos desde toda nuestra serranía.
1 comentario:
René Pérez Joglar cantante, compositor y productor de Calle 13, cuando hizo su viaje para conocer América Latina y llegó al Perú, le invitaron a un programa que nunca veo, que dirige Laura Huarcayo, vio como Carlos Vilchéz con su personaje de “La carlota” hacía burla de los homosexuales y una sátira soez y tosca, a esa acción respondió que: “no le parecía correcto, porque a pesar de la opción optada por estos individuos son personas que tienen sentimientos y es denigrante burlarse de ellos, a ver si les gustaría que le imitasen a ellos para ver lo que se siente”. Ahora bien digo, muchas veces las personas que tienen la oportunidad de pisar un set de televisión o una cabina radial se arrogan el derecho de decir y hacer lo que les da la gana sin responsabilidad alguna, he ahí que se generan prototipos inadecuados a seguir, ya que producen taras en los televidentes y radioescuchas.
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