sábado, 4 de mayo de 2013

El momento caviar


Caviar es una de esas comidas raras que comen los ricos. En los años 80 los franceses usaron la expresión gauche caviar para referirse a la gente que siendo de izquierda, tenía gustos y prácticas burguesas. Pasó a Perú como “izquierda caviar” con el cambio de siglo, pero con los años terminó siendo utilizada por la derecha como sinónimo de izquierdista, esto debido a que la derecha no tiene mucha idea de las palabras que usa.
Hoy por hoy caviar es casi sinónimo de democracia e institucionalidad. Sí, pues la derecha tiene una vocación autoritaria y sus organizaciones más representativas son grupos delincuenciales como el fujimorismo y demás ratitas. Por otro lado, la izquierda se identifica con las protestas y movimientos contra el extractivismo (los antimineros), que no solo cuestionan la democracia formal sino que se enfrentan a las instituciones existentes. ¿Qué queda en medio? Pues lo caviar.
No importa cuánto repitan los alditos que “los caviares están detrás de las protestas”, sabemos que  atrás de los defensores de las lagunas (por ejemplo) no está nadie más que las lagunas mismas. Algunos políticos, ongs y activistas están al costado o junto a ellos, pero ni adelante ni atrás.
Lo caviar está en los que piden diálogo para solucionar los problemas, cuando ya vimos que no se puede dialogar si no hay igualdad de condiciones y en las famosas mesas de diálogo vemos por un lado al pueblo y por el otro al Estado y la empresa, dos a uno no es igualdad pues.
Lo caviar está en los que siguen creyendo en la democracia y sus instituciones políticas (los partidos principalmente), así como seguir apostando por las elecciones para llegar al poder para transformar la sociedad. No recuerdan que aunque lleguemos al poder por la vía electoral, ellos siempre nos arrebatan la victoria, ya sea dando un golpe como le hicieron a Velasco o comprándose al gobernante si resulta ser tan felón como Ollanta, esto para no mencionar experiencias más trágicas como la de Allende en Chile.
Lo que no me queda claro es si los marxistas clásicos también son caviares, pues al fin y al cabo buscan fortalecer las mismas instituciones de la democracia liberal, solo que bajo su mando (partido, ejército, parlamento…)
Otra duda difícil de despejar es los límites de lo que es la izquierda y lo que es la derecha hoy en día. ¿Hay caviares de derecha? ¿Vargas Llosa por ejemplo? Recordemos el apoyo de este alienado escritor a Ollanta, ese simple hecho debió hacernos desconfiar sobre la autenticidad del izquierdismo del nacionalismo, pero ya vimos que la mayoría prefirió obviar este tema.
No vamos a negar que estuvo muy bien que las elecciones las ganara Ollanta, si no las ganaba hubiera seguido fingiendo ser opositor al neoliberalismo y se estaría pegando a todas las protestas. Es mejor saber que estamos solos, a estar mal acompañados y guardar esperanzas por futuros traidores.
Difícil hallar el límite entre derecha e izquierda, en estos tiempos los términos han perdido su significado exacto. Esto no debería admirarnos, ahora se considera música cualquier cosa y los japoneses le hacen monumentos a dibujos alienados. Lo artificial, lo falso, se ha impuesto y gobierna a lo real, es más, lo persigue, lo condena.
Por ejemplo en la pasada revocatoria, muchos de los que apoyaron a la alcaldesa de Lima son gente de derecha y se dice que Susana es de izquierda. Pero lo que ella está haciendo en Lima solo es una buena gestión, es lo que debería hacer cualquiera que quisiera que el sistema funcione bien (si los liberales por lo menos cumplieran con su discurso, por lo menos tendríamos un mundo caviar en vez de este desastre del todos contra todos). No hay nada de izquierdista o subversivo en los actos de la tía Susana, ¿por qué la derecha se estrella contra ella? ¿No será que quieren repetir lo que hicieron con Ollanta? Lo golpearon tanto que mucha gente pensó que realmente lo temían, que realmente era “antisistema”. No se extrañen si en unos añitos Susana aparece como candidata de “la izquierda”.
Pero lo caviar está teniendo su momento solo por un momento. Las verdaderas fuerzas alternativas se agrupan alrededor de una laguna, una cascada o una montaña… se enfrentan directamente con las transnacionales que gobiernan el mundo (Repsol, Xstrata, Newmont, etc.). Los que realmente se enfrentan al capitalismo no optan por las viejas instituciones y reglas democráticas, crean otras. Frentes de defensa, comités de lucha, toma de carreteras, banderas que recorren ciudades, vigilias en las zonas de riesgo.
A estas alturas de nuestra historia, queda claro que por la vía institucional no vamos a lograr grandes cambios, las elecciones y el parlamento se describen como una completa farsa. Nos puede ser útil tener una congresista que nos apoye, un alcalde que luche con su pueblo, un presidente regional que lo respalde… pero ya vemos que son excepciones, son las excepciones que confirman la regla (la regla es congresistas, alcaldes y presidentes corruptos, mentirosos y traidores).
También queda claro que la vía armada no es un buen camino, la última experiencia que tuvimos llevó 20 años de guerra que se desbordó hasta lo inimaginable, casi 70,000 muertos, desaparecidos, presos, heridos… y justificó la represión, la criminalización de la protesta y la estigmatización de todo lo que sonase de “izquierda”. Para colmo, en los territorios que Sendero controlaba no hacía nada diferente a la democracia capitalista, a lo mucho se volvían buenos capataces (controlaban el abigeato, por ejemplo) y nada más. Y ahora resurge Sendero con el nombre Movadef para justificar más represiones, nos exigen deslindar, pero no solo deslindar de ellos, sino de todo acto de rebeldía. Y el Movadef les hace el juego, qué vergüenza. 
Entonces, ¿cuál es el camino? El 21 de diciembre los mayas zapatistas salieron a decirle al mundo que el fin del capitalismo no vendría con cometas o destrucciones por el estilo, sino con la construcción de un mundo nuevo desde ahora. Kaypi kashan: construir una nueva sociedad desde abajo, los que actualmente están resistiendo y luchando podrían empezar a hacerlo (aunque los llamen anarquistas como a los qanchis). Porque confiar en las instituciones y discursos existentes no ayuda a triunfar, tan solo a lograr algunos pequeños logros, nada despreciables, pero que no son suficientes para el tremendo esfuerzo que significa cada lucha.

Roberto Ojeda Escalante

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