Roberto Ojeda Escalante
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En el caso de la ciudad del
Cusco, este proceso tiene dos particularidades interesantes. Primeramente, no
tuvo el desarrollo industrial de otras urbes, por lo que sus bases sindicales
no responden al “obrero” propiamente dicho. La otra particularidad es que en
varios momentos, la lucha sindical en Cusco se da antes que en Lima y otras
ciudades, especialmente en las organizaciones estudiantiles.
Testimonios orales mencionan la
utilización del término “werataqa” desde inicios del siglo XX, aunque es
registrado escrito bastante avanzada dicha centuria. Inicialmente era una
palabra despectiva para los sectores populares medios, que usaban vestimenta
occidental pero a diferencia de las clases acomodadas, no lavaban sus sacos
frecuentemente. Werataqa hace alusión a la grasa (wira) acumulada en sus
cuellos y solapas. A medida que artesanos y obreros se iban sindicalizando, el
término fue direccionándose hacia ellos y en la segunda mitad del siglo se
identificó con los comunistas. Con la diversificación de la vestimenta moderna,
la palabra quedó como recuerdo.
La Sociedad de
Artesanos
Se denominaba artesanos a todos
los trabajadores que realizaban algún oficio “menor”, de los no
profesionalizados que detentaban las élites, pero que tampoco eran explotados
directamente por un patrón. El artesano tenía un taller en el que elaboraba
algún producto a petición de sus clientes, podía tener algunos trabajadores a
su cargo, que a la vez eran aprendices suyos y a la larga podían abrir su
propio taller, o seguir trabajando para un patrón artesano. Este fue el sector
en el que nació el sindicalismo en el país.
La Sociedad de Artesanos
Republicanos fue fundada el 4 de octubre de 1870 en la casa del carpintero
Francisco González, calle Hatunrumiyoc, donde actualmente es el palacio
arzobispal. Sus fundadores fueron –aparte de González- los artesanos Francisco García, Tomás Varela,
Máximo Pérez, Miguel Farfán, Gabino Mercado, José González, Valentín Lezama y
Marcelino Lovatón. Pero quien impulsó la fundación de esta organización fue la
profesora y periodista Trinidad Enríquez Ladrón de Guevara, una mujer singular
de esos años, de una acaudalada familia pero ligada a las ideas modernas en pro
de los trabajadores (Gutiérrez 2005: 31).
El modelo que los inspiró fue el
mutualismo surgido en Europa, los artesanos se organizaron para apoyarse
mutuamente y mejorar sus condiciones. En 1878, Francisco González participó en
las elecciones y llegó a ser elegido diputado, el primer diputado de origen
popular que pisaba el parlamento peruano. En 1879 la Sociedad de Artesanos se
enroló en el batallón Zepita (el que dirigía Cáceres) para combatir en la
guerra que se había iniciado con Chile. Francisco García murió en la contienda.
Los años siguientes el prestigio de la asociación fue creciendo hasta
convertirla en una institución importante en el medio local.
Las organizaciones
estudiantiles
En 1899 se creó la Unión
Universitaria, entidad que se proponía impulsar mejoras científicas y sociales
en la universidad, siguiendo el modelo de organizaciones estudiantiles
europeas. Sus fundadores fueron el joven docente Alejandro Pacheco Concha y el
estudiante Ángel Vega Enríquez. En 1901 esta organización, bajo la presidencia
del docente Martín F. Serrano, impulsó la organización de la Liga de
Estudiantes, constituida por los colegios de la localidad y bajo una
organización federativa, se instaló el 23 de junio de 1901 bajo la presidencia
de Manuel Jesús Gamarra y vicepresidencia de Víctor J. Guevara (ambos
profesores de colegios) (Villanueva 1992: 152-154). El primer impulso
organizativo moderno se dio en al ámbito estudiantil antes que en el laboral, y
se dio en Cusco varios años antes que en Lima.
La Unión Universitaria se
denominó Asociación Universitaria en 1907 y en mayo de 1909, protagonizó la
primera huelga registrada en la historia del Cusco. Fue una huelga pidiendo la
reforma y reorganización universitaria, que dio sus frutos un año después, el
hecho impactó fuertemente en la sociedad local.
Por esos años empiezan a
difundirse ideologías modernas entre las que resalta el anarquismo, el
principal difusor de esta era el comerciante Ángel Arnaldo Gasco, desde su
licorería ubicada donde hoy es la Casa Garcilaso, y desde el periódico
anticlerical El Cuzco (1895-1909). Existían algunos simpatizantes del
anarquismo como el docente Cosme Pacheco y el estudiante Miguel Ángel Urbina,
que emitió el disparo de revólver que inició la huelga de 1909. El
anarcosindicalismo proponía luchar contra los patrones y el gobierno para
arrancarles mejoras sociales.
Nuevos sectores, nuevas organizaciones
En 1911 se fundó la Sociedad
Mutua de Empleados y Comerciantes, entidad que agrupaba a trabajadores de las
instituciones y a los comerciantes, y que fue impulsada por los padres
franciscanos. Empleados y comerciantes venían creciendo desde inicios del siglo
y se esperaba un crecimiento mayor de estos sectores con la introducción de
elementos modernos como el ferrocarril y las obras de mejoramiento de la
ciudad.
El 14 de marzo 1915 un grupo de
profesores encabezados por Humberto Luna Pacheco, fundaron la Asociación
Regional de Normalistas, “con el objeto de fortalecer la solidaridad entre los
trabajadores de la enseñanza en el Sur de la República”. Entre sus fundadores,
aparte de Luna, mencionamos a Concepción Rivero y Roberto F. Garmendia, de
amplia actividad política posterior (Aparicio 2000). La mayoría de los
fundadores eran mujeres. Es necesario anotar que el profesorado aún era una
profesión no universitaria (la facultad de pedagogía aparece dos décadas
después).
En las elecciones municipales de
1916, llega a ser concejal el relojero Eduardo Arenas como representante de los
obreros. La lista que lo postuló era una alianza de liberales que incluyó al
anarquista Ángel Gasco, y como candidatos suplentes llevó a dos artesanos y un
obrero (Valcárcel 1981: 196).
Disputas por la conducción del proletariado cusqueño
Las fábricas y casas comerciales
hacían crecer los sectores de trabajadores dependientes, ya fueran empleados u
obreros. Las corrientes ideológicas apuntarían a tener presencia en estos
sectores, el 14 de abril de 1917 se fundó la Sociedad de Obreros Católicos del
Cusco (Esquivel), para encauzarlos por un camino no confrontacional.
El 14 de enero de 1918 una
protesta popular invade la casa comercial de Antonio Calvo, este y sus
trabajadores disparan a la turba generando algunos muertos (Calvo 2002). Calvo
sería apresado y pasaría un tiempo en prisión. Al año siguiente, luego de la
larga lucha que en Lima logró arrancar al gobierno la jornada de 8 horas, en
Cusco se producen varias huelgas: en la fábrica Huáscar (8 de octubre), en los
operarios del ferrocarril (9 de octubre) y en las casas comerciales (17 de
octubre).
Del 11 al 20 de marzo de 1920, la
Asociación Universitaria acoge al primer congreso de la Federación de
Estudiantes del Perú, uno de sus acuerdos fue la creación de las universidades
populares Gonzales Prada, para concientizar a los trabajadores. Mientras tanto,
el 16 agosto de ese año, la Sociedad de Artesanos y el Círculo de Obreros
Católicos participan en los agasajos al embajador de Estados Unidos, que estaba
visitando el Cusco.
Esos años aparecen la Asociación
de Constructores (dirigida por Juan Ramos), el Club Deportivo Obrero (Antonio Carrasco) y el Sindicato de Choferes
(Julio C. Pastor), primera en usar la palabra sindicato. También se organizaron
los sastres, zapateros (José L. Castro) y panaderos (Martín Pareja). Dos
corrientes se disputarán la conducción del proletariado local: El catolicismo organizó
la Sociedad Fraternal de Carpinteros (Ignacio Peralta) y llegó a controlar la
Sociedad de Artesanos. Los artesanos anarquistas Manuel Cuadros y Martín Pareja
impulsaron una federación de los sindicatos locales que se habría afiliado a la
FORP de Lima. Y también apareció el marxismo, con la Asociación de Tipógrafos
(Roberto Latorre) que se declaraba “a la manera sovietista”.
Los ecos de Gonzales Prada
La prédica gonzalespradista de
Luis Velasco Aragón, Encino del Val (Erasmo Delgado) y León Caropa (Leonidas
Caparó) difundió el anarcosindicalismo y fortaleció el indigenismo urbano. En
1922 se organizó la Federación Indígena y Obrera del Perú (FIORP) en Lima,
desde la que los anarcosindicalistas se sumaron a la lucha indígena que desde
1918 venía realizando rebeliones en las
provincias surandinas, pero su existencia fue breve y cayó ante la represión
gubernamental.
El 1 de mayo de 1922 se desarrolló
un homenaje a los trabajadores en el local de la Sociedad de Artesanos, los
jóvenes activistas buscaron vincularse a esta, en la que empezó a funcionar la
Universidad Popular (UPGP) el 10 de mayo de 1924. La entidad fue impulsada
mayormente por gonzalespradistas como Luis Villa, Rafael Tupayachi, Velasco
Aragón y Roberto Latorre, este edita la revista Kosko que se convierte en
vocero de la UPGP. Pero la iglesia presiona a los artesanos, logrando que les
nieguen el local el mismo mes. Finalmente el gobierno llegó a clausurar la
universidad popular en el mes de agosto.
La represión gubernamental ataca
a los sindicatos, pero continúan apareciendo nuevos, en 1925 se formó la
Sociedad Obrera de Socorros Mutuos Huáscar y el Sindicato Textil La Estrella
(sus propios nombres indican la tendencia mutualista del primero y la combativa
del segundo), en 1926 el gremio de chocolateros y la Asociación de Comerciantes
Minoristas (Lynch 1978). Desde la revista Kosko, Latorre empieza a difundir el
marxismo, que proponía la organización de los trabajadores en un partido obrero.
El campo aún libraba varias
batallas, como la huelga de 1927 en Lauramarca. Los trabajadores de esa
hacienda se negaron a trabajar para su patrona hasta por lo menos 1932, cuando
la represión militar acabó con esta rebeldía.
La Federación Obrera
Departamental del Cusco
En febrero de 1927 un grupo de
universitarios organiza la “célula apra”, sumándose al llamado de Haya de la
Torre para constituir un frente popular y difundir el socialismo. Impulsan la
organización obrera, participan en la
huelga universitaria de mayo y organizan una manifestación contra la ejecución
de los anarquistas Sacco y Vanzetti en Estados Unidos. Luego rompieron con el
Apra y se terminan afiliando a la Internacional Comunista, en mayo de 1929
(Lynch 1978).
El 20 de marzo de 1930 se funda
la Federación Obrera Departamental de Cusco, creada por César Adolfo Calderón
Romero, Simón Herrera Farfán, Agustín Rivero, Rosa Augusta Rivero y José Calvo
Bohórquez (Avendaño 1995). Una combinación de intelectuales y obreros que
incluía ideas anarquistas y comunistas. La FODC se afilia a la CGTP de Lima e
impulsa la organización del sindicato de artes gráficas y decorativas de Cusco
(Manuel Isidoro Leiva Aragón), los comités sindicales en las fábricas textiles
de Urcos, Lucre y Maranganí.
La rebelión militar de Arequipa
del 22 de agosto, inspiró una protesta popular en Cusco que doblegó a la
represión e instaló una Asamblea Popular el 25 de agosto, la misma que puso la
municipalidad al mando de un comité cívico que incluía a Angel Gasco, Agustín
Rivero, Rafael Tupayachi, Mariano Fuentes Lira (editor de El Constructor,
órgano de la FODC), entre otros. Con la caída del gobierno de Leguía, el comité
cedió sus funciones al nuevo gobierno. Fue la última acción conjunta de todas
las corrientes críticas, en adelante el Apra y el Partido Comunista se
disputarían la dirección del movimiento popular.
En mayo de 1931 se desarrolla una
huelga de todos los sindicatos textiles de Cusco, en respaldo, la FODC organiza
un paro general el 20 de mayo, que culminó con un mitin que aglutinó a 3000
trabajadores. Por esta protesta fueron encarcelados los dirigentes de la FODC:
Luis Villa, Agustín Rivero, Roberto Latorre y Carlos Lira.
La SOU y la FTC. El sindicalismo acosado y dividido
Ante el viraje comunista de la
FODC, se apartaron del movimiento algunos dirigentes como Antonio Carrasco,
pero la mayoría se mantuvo y varios terminaron afiliados al Partido Comunista. En
1930, nuevas protestas indígenas se dieron en Pucyura (Anta), Canas, Paucartambo
y Lauramarca. Roberto Latorre organizó un congreso indígena clandestino en
1932, pero no llegó a realizarse por el ataque de la policía. Nuevas
represiones encarcelaron a Latorre, Rosa Rivero, Rafael Tupayachi y otros
dirigentes en 1932.
Por su parte, los apristas
organizaron la Asociación de Artesanos de La Convención (1930) y apoyaron
protestas indígenas, por lo que sus dirigentes fueron apresados. En 1940 el
Apra fundó las Sociedades Obreras Unidas (sucesora de la FODC). En 1942 esta
terminó controlada por el PC, que la denominó Federación de Trabajadores del Cusco
(FTC) la misma que en 1943 homenajeó al embajador de Estados Unidos. Es
paradójico que una organización que se reclamaba comunista homenajear al
representante del mayor capitalismo. Por su parte y al ser desplazados, los
apristas organizaron “sindicatos libres” bajo ideales católicos y nacionalistas.
Pero si bien las dirigencias se habían partidarizado, las bases sindicales eran
heterogéneas.
La Asociación Universitaria se
denominó Asociación Sindical Universitaria y el 18 de julio de 1947, se
convirtió en Federación Universitaria del Cusco (FUC), participando del
cogobierno universitario (tercio estudiantil). Luego del golpe de Odría, en
1949 una junta reorganizadora suprimió la federación en la San Antonio. La
dictadura persiguió y apresó a dirigentes de la FTC, como Simón Herrera. Este
promovía la organización de sindicatos obreros y campesinos, aunque discrepaba
con la dirigencia del PC tuvo que aceptar los acuerdos de la organización (FTC)
controlada por dicho partido, en la prisión del Frontón (Lima) fue asesinado en
1953.
El sindicalismo partidarizado
Con el retorno a la democracia
(1956), los dirigentes perseguidos pudieron retomar sus actividades,
reconstituyendo la FTC y la FUC. En 1957 el Apra creó la Unión Sindical de
Campesinos y Obreros (USCO). El año siguiente, en abril de 1958, la FTC organizó
un paro general en el que la represión mató a un niño de 12 años. Las masas se
desbordaron y tomaron prisionero al General Daniel Vargas Dávila, llevándolo al
Sindicato de Choferes. El líder de la FTC era Emiliano Huamantica, quien negoció
la huida del general.
El manejo político de Huamantica
fortaleció a la FTC, desapareciendo la central aprista. Huamantica fue
candidato a parlamentario en 1962 pero las elecciones fueron anuladas por un
golpe de estado. El dirigente murió en un accidente en 1964 y se convirtió en el
principal héroe de la FTC, olvidando a otros mártires como Herrera.
Mientras tanto, se desarrollaba
también un fuerte sindicalismo campesino, en 1958 se organizó la Federación
Provincial de Campesinos de La Convención, que bajo el grito “tierra o muerte”
se lanzó a ocupar haciendas en 1961 y terminó forzando a que el gobierno
militar decretara la reforma agraria en dicha provincia, aun cuando el
principal dirigente del movimiento, el troskista Hugo Blanco, ya estaba preso. Este
movimiento se había propuesto la transformación de la sociedad en un sentido
diferente al de los partidos, y lo había logrado.
El torskismo era una corriente
marxista crítica al comunismo autoritario de la Unión Soviética, influyó en la
organización de la Federación Departamental de Campesinos del Cusco, pero años
después, esta organización fue copada por los partidos comunistas (divididos del
PC) y se abandonó la experiencia triunfante de La Convención. El abogado
troskista Vladimiro Valer acompañó los reclamos campesinos, que venían
desarrollando tomas de tierras en varios lugares, hasta que llega la Reforma
Agraria de 1969.
El Cusco “rojo”
El gobierno progresista del
General Velasco (1968) implementó un aparato estatal para controlar los
sindicatos, desde el Sistema de Movilización Social (SINAMOS), creando la
Fartac que rivalizó con la FDCC en el ámbito campesino. Varios gremios
rechazaron ese control, dirigidos por algunos partidos. La propia FDCC estuvo
orientada por el PUM, se organizó el sindicato de maestros (SUTE) bajo control
de Patria Roja, el mismo partido llegó a la dirección de la FUC.
En agosto de 1971, con un fuerte
movimiento estudiantil, la FUC tomó el control de la Universidad e instaló el
primer gobierno tripartito (docentes, empleados y estudiantes) del país. La
protesta culminó tras el incendio de Sinamos en 1973, que fue pretexto para la
detención de los dirigentes universitarios y sindicales. Dos años después un
nuevo golpe militar inició un viraje derechista y un periodo de mayor
represión. En esos agitados años, el movimiento campesino desmanteló algunas
cooperativas impuestas por el gobierno, y las convirtió en nuevas comunidades.
El camino de La Convención parecía estar retornando.
El férreo control partidario de
los sindicatos, tuvo también cuestionamientos de las bases contra la corrupción
y abusos de sus dirigencias, las que quedan registradas en boletines alternativos
como la revista Llaqta (1972-78) y el semanario La Voz del Pueblo (1974-79).
Pero la dictadura obligaba a la unidad y así, se constituyó el Frente de
Defensa de los Intereses del Cusco (1978), que incluía sindicatos, colegios
profesionales, personalidades (el alcalde y el obispo). En ese marco, la FTC se
reorganizó como Federación Departamental de Trabajadores del Cusco (FDTC).
Estas participaron en las huelgas de fines de esa década, que obligaron a los
militares a convocar a elecciones.
El sindicalismo en
declive
La guerra interna iniciada por el
grupo maoísta (una variante del marxismo) Sendero Luminoso en Ayacucho (1980),
se empezó a sentir en Cusco en 1982, aunque el grupo subversivo nunca penetró
con fuerza en esta región. Esa década, el FUDIC lideró grandes protestas y
respaldó al alcalde izquierdista Daniel Estrada. Pero la guerra, el
autoritarismo de los partidos y la corrupción de estos, debilitaron las
organizaciones sindicales. Cuando Fujimori dio el golpe de 1992, no hubo
resistencia fuerte ante la represión a los sindicatos, que habían perdido la
solidez del pasado.
Las transformaciones económicas
producidas por las migraciones y el neoliberalismo, generaron un gran sector de
trabajadores precarios. Los sectores organizados se redujeron y eso debilitó
más los sindicatos. La caída del régimen fujimorista (2000) fue impulsada por
organizaciones juveniles y culturales más que por sindicatos y partidos.
En el nuevo siglo resurgió la
FUC, pero sólo recobró fuerza cuando la dirigencia fue arrebatada al partido
Patria Roja (2003). Se organizó la Asamblea Popular, similar al antiguo FUDIC,
pero se extinguió rápidamente. La FDTC, Fartac, FDCC, Sute, subsisten entre
escándalos por corrupciones o desacato a sus bases; mientras surgían Frentes de
Defensa en varios distritos y provincias, que lideraban las protestas populares
sin una dirección política definida. Las ideologías quedan como un recuerdo que
sin embargo pesa mucho, impidiendo la reorganización de los trabajadores acorde
a las realidades contemporáneas.
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