domingo, 21 de octubre de 2018

10 AÑOS DEL LEVANTAMIENTO DE CANCHIS

Foto tomada de una exposición en el marco del estreno del
documental "Nuestros pueblos han hecho historia" en Sicuani
Entre el 20 y el 29 de octubre del año 2008, un conflicto social sacudió el sur peruano, marcando un hito en las luchas contra los megaproyectos y la política extractivista. Este movimiento fue producto de un acuerdo de organizaciones campesinas en un congreso indígena meses antes.
Llegado el 20 de octubre, muchas movilizaciones y acciones simbólicas se desarrollaron en el surandino, pero sólo Canchis paró completamente, liderados por la Federación Provincial de Campesinos de Canchis (FPCC) y el Frente Unificado de Defensa de los Intereses de Canchis (FUDIC). Las demandas eran el rechazo a la privatización del agua, rechazo a las concesiones mineras, rechazo al modelo económico neoliberal, rechazo a la construcción de la Central Hidroeléctrica Salcca Pucara y demandando la renuncia del presidente.
Ese mismo año se habían producido el “moqueguazo” (junio) y el primer levantamiento amazónico (agosto), movimientos sociales que sacudieron el país. Lo singular del levantamiento canchino es que fue la primera rebelión autodeclarada indígena en esta región, e inició una escalada de protestas en todo el sur andino, que se extendieron varios años, logrando paralizar varios proyectos que amenazaban a las poblaciones locales. 
En junio de 2009, luego del Baguazo, Canchis volvió a levantarse, al igual que Andahuaylas, en respaldo a la lucha amazónica y por sus propias reivindicaciones. Los dirigentes de aquellas jornadas han padecido largos procesos, de los que han sido absueltos. Valeriano Ccama, Mario Tapia, Alejo Valdez, tan solo fueron los rostros visibles, pues la lucha fue colectiva, con muchos rostros y nombres, con muchas acciones.
El puente Arturo recuerda los bloqueos de aquellos días. El puente de Chuquicamanta ya no es el mismo que la protesta quemó en alguna ocasión. De aquellas jornadas quedan algunas pintas borrosas por el tiempo. Incluso la plaza del Cusco y el aeropuerto fueron sacudidos por la presencia de los qanchis aquellos días. 
El movimiento canchino se debilitó con los años, con nuevas dirigencias y nuevas maniobras de las empresas, pero 10 años después, el proyecto hidroeléctrico Salca Pucara no se ha ejecutado. Reconocer la importancia de estas luchas es necesario y urgente, ante las nuevas y viejas amenazas extractivistas. 

Complemento con el testimonio de un dirigente de aquellas jornadas (publicado en el folleto Las luchas de Canchis, editado por Lucha Indígena): 

“En relación a esto, los dirigentes y algunos personajes en la Provincia de Canchis, iniciamos el primer levantamiento. No con el objetivo de hacer levantamiento en sí, sino como forma de concientizar a nuestro pueblo. Pero dado el momento y la voluntad de las comunidades campesinas, principalmente de las zonas altas, como Santa Barbara, Phinaya, Pataccalasaya; los hermanos alpaqueros, los hermanos ronderos; que por el dolor que hemos sentido ante tanta injusticia, iniciamos en forma decidida todo este movimiento, que ha marcado un hito dentro de la historia del Perú.”

miércoles, 10 de octubre de 2018

VoVi, analista político


Aunque yo andaba abstraído en la interesante biografía de Guaman Poma y en intentar reconstruir la historia de las wakas; los aburridos analistas políticos me devolvieron a esa realidad post-electoral que pareciese calco y copia de los años que provocaron en el coronista la frase "y no hay remedio".
Bueno, el voto viciado también puede aportar luces para una interpretación anarca de las recientes elecciones peruanas. Es pues una expresión de descontento y rechazo al sistema político, rechazo que debe ser leído adecuadamente para contribuir a construir alternativas a partir de ese sentimiento.
Algunos objetarán que se trata de una voz de rechazo, pues puede incluir muchas razones que motivan al elector a viciar su voto (simple error, desinterés, cansancio, palomillada). Para responder a estos incrédulos haremos un breve análisis. En la mayoría del país los votos en blanco y los viciados, tienen un promedio de entre 5 y 10% cada uno, sumando algunos puntos más alguno de ambos rubros (el blanco en algunos casos, el viciado en otros). En 11 regiones la suma de ambos rubros supera ampliamente al candidato ganador (Ancash, Apurimac, Arequipa, Cajamarca, Cusco, Huánuco, Lima, Madre de Dios, Piura, Tacna, Tumbes).
11 de 25 es buen número, y su diferencia con los resultados de las demás regiones indica que hay razones para que exista dicha diferencia, no puede ser producto del descuido o la palomillada simplemente. Hay un sentimiento de rechazo en unas regiones más que en otras. En algunas el rechazo se ha manifestado en el apoyo mayoritario a candidatos que aparecen como antisistema, llenando de ilusiones a la izquierda. En otras ese rechazo se expresó en los blancos y viciados.
Más luces nos dará observar el caso de tres provincias donde el voto viciado superó al alcalde electo:
-          En la provincia de Huaraz el voto viciado obtuvo el 14.53%, superando al candidato ganador. Disgregado el voto por distritos, sorprendentemente vemos que en la mayoría el voto viciado fue ínfimo, siendo alto sólo en algunos y llegando a superar al ganador sólo en Huaraz (18.43%) e Independencia (15.36, en donde además el voto en blanco obtuvo 20.22!).
-          En la provincia de Arequipa llegó al 14.98%. Disgregándola por distritos sobresale Arequipa (donde llega al 24.66%), ganando también en Cayma, Cerro Colorado, Bustamante y Rivero, Melgar, Miraflores, Paucarpata, Sachaca y Yanahuara, mientras en La Joya gana el voto en blanco.
-          Finalmente en Cusco obtuvo el 16.39%. Nuevamente disgregamos por distritos hallando que gana en Cusco (19.05), San Sebastián (16.53) y San Jerónimo (13.08)
He mencionado sólo los votos viciados porque es donde encuentro mayores particularidades, en todos los resultados provinciales el voto en blanco difiere poco del promedio nacional, sólo en votos viciados hallamos estas “avalanchas”.
¿Qué motiva estas peculiaridades? Podría ser la ausencia de candidatos que se presenten como la opción “antisistema”, pero esto no sólo se dio en las tres provincias, es decir que tendría que haber muchos más “triunfos de VoVi”[1]. Podríamos sumar las avalanchas por candidatos antisistema (Junín, Puno, etc.) con los triunfos de VoVi y encontrar que se trata de los lugares con mayor tradición contestataria, pero nos quedarían muchos vacíos.
Anoté los casos distritales de estos votos para intentar hallar un patrón común. Encontré distritos urbanos pero también rurales, ubicados mayormente en el centro urbano pero algunos también en la periferia. La característica compartida es que se ubican en lo que podríamos denominar “eje histórico”[2]. ¿Qué ha llevado a los habitantes de estos distritos históricos a emitir un voto de rechazo al sistema electoral?.
Difícil responder esta pregunta. Cusco y Arequipa tienen una identidad local muy fuerte que influye en las decisiones políticas (recordar el Arequipazo o protestas cusqueñas es inevitable)[3]. Esa identidad contestataria local respaldó posiciones de izquierda durante décadas, no debería extrañarnos que esté buscando algo más allá de la izquierda tradicional. Pero sería muy ingenuo pensar que el trabajo de activistas libertarios y anarquistas ha dado estos frutos (mayores han sido experiencias limeñas como las “zonas” por ejemplo, pero en la ciudad capital la voz de rechazo ha sido minúscula), tal vez algo hemos dialogado con el sentimiento de hartazgo de nuestras poblaciones, pero este sentimiento está más ligado a esa identidad local que gusta diferenciarse del resto del país.
En todo caso, ese sentimiento de hartazgo puede ser parte de la construcción de alternativas libertarias y allí es donde nuestros activismos pueden contribuir fuertemente, no para “ideologizarlas” esperando que surjan movimientos declarados anarquistas; sino para sumarnos a ese sentimiento y poner en la práctica lo que tenemos en la teoría: la construcción de alternativas en la cotidianidad (algo que algunos venimos intentando ya algunos años, pero que ahora nos presenta el reto de multiplicar dichos intentos).
Alguna iniciativa llamativa podría surgir a partir de ahora. Si “ganó” VoVi, ¿quedará este triunfo aparente en un simple acto simbólico? Ese es el reto. Podemos pergeñar acciones que fortalezcan el sentimiento de hartazgo para convertirlo en una posibilidad más allá de una simple cólera, proponer un “plan de (auto)gobierno de VoVi”, que parta de lo simbólico, lo provocativo, para motivar acciones alternativas a la política electoral. El campo está sembrado y no significa que sólo en estos lugares puedan surgir alternativas autogestionadas, quizás surgen en otras localidades, pero desaprovechar el panorama aquí sería una gran frustración para nosotros.

Sí, cuantitativamente a nivel de país, lo de VoVi es muy poco, pero al menos es algo. Lo otro, la posibilidad del resurgimiento de una izquierda honesta personificada en Cochero (candidato del FA de Lima) no ha calado, y los triunfos de Aduviri, Cerrón y otros, podría derivar en caudillismos autoritarios como el de Evo en Bolivia. En ese panorama, VoVi es lo único que nos queda. De caras al bicentenario de la república criolla y burguesa, ad portas de que ingresen los transgénicos y con la mineras sobre nosotros, la posibilidad de una alternativa anarca es urgente y necesaria.




[1] “VoVi” es la jerga que los cusqueños usamos para referirnos al voto viciado desde las elecciones de 2014 (por las dos sílabas iniciales de la palabra).
[2] En Huaraz el distrito Independencia es una especie de centro histórico ampliado, en Arequipa y Cusco vemos la mayoría de zonas de larga data (históricas).
[3] Desconozco el caso huaracino, por eso centro mi análisis en las dos ciudades sureñas, que además son las que más votos viciados presentaron.