Cada vez somos más quienes rechazamos
este sistema injusto e intentamos defender la vida en todas sus formas, aspirando
a construir un lugar con real libertad individual y colectiva, valorando
nuestras diversidades. Sin embargo, cuántas veces lo que comemos es todo lo
contrario a nuestros sueños de un lugar más justo para todas y todos.
Recordemos esta frase: “Somos lo que comemos”. Entonces, ¿qué es lo que estamos
siendo con lo que comemos?
Nuestra comida la tenemos tres o
más veces al día, y es importante que no sólo sea saludable para nosotros y los
que están a nuestro alrededor, sino empezar a conocer cuál es la historia del
alimento que llegó a nuestras mesas y asegurarnos que lo que entra a nuestras
bocas también provenga de lógicas justas y solidarias. No contribuyamos a más
injusticias con nuestro consumo y nuestros bolsillos.
Les damos algunas ideas de
alimentos que por más saludables que sean no deberían ingresar a nuestras mesas
si provienen o demandan:
1. Deforestación
de bosques, como la crianza de
ganado industrial, soya y manteca de palma (que contienen gran parte de los
productos envasados y procesados que hay en el mercado, así como los aceites
comerciales).
2. De
grandes monopolios industriales que acaparan tierras, agua y hasta
contaminan la zona y pueblos aledaños con pesticidas.
3. De explotación
laboral, como las uvas negras grandes de Piura que contratan mujeres
en condiciones de explotación, empresas azucareras de la costa norte que no les
pagan a sus trabajadores, algunos insumos de la marca Nestlé viene de
explotación infantil en África.
4. Especies
que estén en riesgo de extinción o
que están en temporada de veda.
5. Alimentos
que requieran excesivas cantidades de agua sobre todo en contextos de
sequía, como el arroz o espárragos que requieren ser inundados.
6. Que
tengan fertilizantes o pesticidas químicos, no sólo por nuestra salud sino
porque también contaminan a la tierra, fuentes de agua y a todos los seres
vivos.
7. Que
utilicen saberes ancestrales de los pueblos sin que haya un beneficio directo
para ellos (como algunos restaurantes costosos, empresas naturistas, etc.)
8. Alimentos
refinados, procesados con aditivos químicos o que tengan en sus insumos componentes transgénicos, que ya
mataron sus nutrientes. O si son animales o sus derivados, que hayan sido
criados de forma antinatural y llenándolos de químicos.
9. Que
gastan mucho combustible para llegar a nosotros sea desde otro país o zonas
alejadas.
10.
Que sean
financiados o promocionen empresas extractivas (mineras, petroleras, de
gas, tala, etc.) que justo son de las que más contaminan la naturaleza.
11.
Que
vengan de empresas que experimenten con animales.
12.
Que
tengan envases innecesarios como plástico, tecnopor o aluminio.
13. De
grandes cadenas o tiendas que
compran alimentos de agricultores a un precio injusto, para luego venderlos con
máxima ganancia.
Algunas personas dirán que es muy
difícil lograr no consumir estos productos o saber de dónde vienen, y sí, es
difícil pero no es imposible. La idea es empezar anulando o disminuyendo el
consumo de algunos de los alimentos que involucran los procesos indicados
anteriormente. Además gran parte de ellos son totalmente innecesarios en
nuestra dieta, pues no nos nutren.
Recordemos que si bien nuestra
protesta puede incomodar a una persona o empresa capitalista y explotadora, lo
que más les duele es que bajen sus ventas, y eso lo podemos hacer desde abajo.
Empecemos a ver toda la
diversidad de posibilidades que tenemos a nuestro alrededor para construir
otras formas de alimentación mucho más justas y solidarias para todos los seres.
Las necesitamos para resistir en los tiempos difíciles de crisis ambiental y
alimentaria que se nos vienen. Sabemos que el sistema y los de arriba no vendrán
a salvarnos, pues seguirán lucrando a costa de nuestras vidas, y más bien nuestra
organización colectiva y autónoma es la que puede ayudarnos.
Compartimos algunas alternativas
que podemos empezar a practicar para resistir desde lo cotidiano, que se pueden
hacer de forma artesanal, sin requerir gran tecnología.
1. Cultivar, sea en macetas o en un terreno, démonos la posibilidad de
comer un alimento natural, que por más pequeño que sea puede ser más nutritivo
que lo producido de manera industrial, sin intervención del dinero y con el
trabajo de nuestras manos. Contribuye a devolvernos la conexión con la tierra y
todos los seres que la habitan, limpiar nuestro aire y nuestra tierra.
2. Proteger
a las abejas, pues de ellas depende la polinización de muchas plantas, no
permitamos su extinción, tengamos flores que les sirvan de alimento y medicina.
Si tenemos espacio podemos tener un panal para que tengan dónde guarecerse.
3. Sembrar árboles, porque ayudan a
limpiar el aire, retienen agua, nutren el suelo con sus hojas, ayudan a generar
un hábitat más sostenible en tiempos de sequía. No sólo se siembran en grandes
extensiones, también podemos sembrarlos en jardineras, caminos, patios, etc.
4. Devolver al suelo la materia orgánica que
queda de tus alimentos, a través de la elaboración de compost o humus.
5. Guardar semillas, que son fuentes de
vida para todos los seres. Necesitamos reproducirlas y guardarlas, para
asegurar la diversidad y la alimentación de las generaciones posteriores.
6. Criar y colectar agua. Cada vez hay más
escasez de agua, podemos colectar el agua de la lluvia a través de canaletas en
nuestros techos, además existen otras técnicas, tanto artesanales como
tecnificadas, para conservar el agua del subsuelo.
7. Consumir plantas silvestres, hay mucha
comida vegetal sumamente nutritiva que no estamos viendo, y es la que nos
ofrece la naturaleza cuando más nos falta comida. Era la comida de nuestros
antepasados, sólo debemos aprender a reconocerla y saber de dónde, cuándo, qué
parte y cómo comerla. También existen insectos silvestres que se puede consumir, dependiendo de la temporada. Muchas personas mayores aún mantienen ese saber,
reconstruyamos la memoria.
8. No
desperdiciar alimento. Nos hemos acostumbrado a comer sólo una parte del
alimento y olvidamos que en muchos casos las cáscaras, semillas, hojas, flores
y raíces (si son cultivadas de forma natural) también son comida y a veces
hasta más nutritivas que el mismo fruto; son conocimientos que debemos
recuperar.
9. Germinar. Si tenemos semillas
cultivadas de manera natural podemos germinarlas y allí tenemos un alimento
potenciado. De esta manera podemos consumir el mismo alimento en menos
cantidad.
10. Fermentar. A parte de ser una forma de
conservación, todo alimento fermentado se convierte en un pro biótico que ayuda
a restituir nuestra flora bacteriana, y también es una forma de potenciar el
alimento.
11. Conservar.
Casi todos los alimentos podemos conservarlos por muchos meses y hasta
años, tal como lo hacían nuestros antepasados, que no sólo alargaban la vida
del alimento sino en muchos casos se hacía más asimilable y nutritivo. Así evitamos
el desperdicio de comida, aprovechamos la temporada de abundancia y guardamos
para los momentos difíciles. Apostemos a tener nuestros almacenes ya sea
familiares o colectivos.
12. Comprar
directo al agricultor o agricultora que produce natural, sin intermediarios y pagándoles el
precio justo, no regateándoles porque de esa persona depende nuestra salud y el
cuidado de nuestra tierra.
13. Comprar
al que lucha por defender la tierra. Una forma directa de apoyar a las y
los agricultores que luchan por proteger sus tierras de diversos proyectos
extractivos, aparte de protestas y difundir sus luchas, es comprarles lo que
producen. Ese apoyo es vital para mantener viva su lucha.
14. Generar redes de trueque y comercio justo. Como
no todos podemos hacer todas las actividades mencionadas anteriormente, es
importante conocer quiénes y qué iniciativas se están desarrollando, para poder
adquirir directamente productos o servicios de quienes los desarrollan, sea
comprándoles, contratando sus servicios o intercambiando. De esta manera
también generamos un mercado paralelo al sistema consumista.
15. Cargar nuestros propios utensilios.
Debemos acostumbrarnos a portar siempre bolsas, plato o taper, vaso, cubierto,
etc; de esta forma evitamos todos los descartables.
16. Compartir información y experiencias. Empecemos
a socializar lo que hacemos, este conocimiento no debería ser exclusividad de
unos pocos, es urgente que todos empecemos a poner en práctica nuevas formas de
vida. La información y conocer otras experiencias nos ayudará a hacerlo de
mejor manera y en menos tiempo.
Quizá existan más alternativas
pero hemos compartido algunas de las que ya venimos poniendo en práctica. Somos
conscientes que algunas requieren más tiempo que otras, pero es preferible
brindar ese tiempo a construir otras formas de vida posibles, que entregarlo a
un sistema que justo se enriquece imponiendo una sola forma de vida y
destruyendo todas las demás.
¡Imapas kachun mihunalla kachun!
¡Que la comida consciente también sea nuestra revolución!
¡Por nuestra soberanía y autonomía alimentaria!
PD: Más adelante iremos
explicando, sea virtualmente o a través de talleres, cada uno de los ítems que
mostramos como alternativas.
Canasta Solidaria Mihuna Kachun
1 comentario:
Rescatar los saberes olvidados. Comer toda la planta, no solo el fruto; re aprender a usar todo lo que podemos comer. Espero impacientemente la ampliación sobre dichos puntos.
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