domingo, 31 de marzo de 2013

Lima y sus propias elecciones

El proceso de revocatoria en Lima ha sido algo curioso. La motivación del proceso ha sido porque un sector de la derecha no quería que Lima sea gobernada por alguien proveniente de la izquierda, nada más. El mensaje claro era: la izquierda puede ganar pero no puede gobernar. Claro que la gestión no era tan izquierdista como decía la derecha, pero en el Perú se considera de izquierda cualquier cosa que difiera del pensamiento troglodita de la derecha peruana.


Lo segundo y más curioso fue que la alcaldesa recibió el respaldo de casi toda la izquierda y casi toda la derecha juntas, “juntos como hermanos y sin luchas de clases”, pareció ser el mensaje final. Suficiente motivo para desconfiar y darnos cuenta que en el fondo se trataba de una cortina de humo, para ocupar a los activistas limeños en una causa electoral y cansarlos así para que ya no apoyen las causas sociales de la resistencia anti extractivista de varios lugares del país.

Pero lo más curioso es que la alcaldesa no fue revocada, pero sus regidores sí. La alcaldesa logró salvarse “limpiando” su imagen con el respaldo de líderes liberales y neoliberales. Lla revocatoria limeña ha fortalecido el discurso dominante desde que los izquierdistas aceptaron “limpiarse” mostrándose democráticos y concertadores.

Al final se logró distanciar a los activistas limeños de lo que pasaba en los andes y la Amazonía, pero como la fuerza de estas luchas es tanta, se vuelven a hacer sentir por sus propio peso. Felizmente en el país no todos cuidan su imagen ni pretenden concertar, felizmente hay pueblos que están dispuestos a perder su vida antes que el extractivismo destruya la vida de todos. Los pueblos en lucha no necesitan limpiarse la cara porque no buscan gobernar ni triunfos personales, no necesitan limpiarse la car porque tienen el alma bastante limpia.